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Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

Lo que puede aportar una mosca al cáncer cerebral infantil

Un proyecto recurre al micromecenazgo para encontrar genes superresistentes al cáncer cerebral infantil

Lo que puede aportar una mosca al cáncer cerebral infantil
Pilar Quijada el

Por increíble que parezca, las diminutas y familiares moscas de la fruta, cuyo nombre científico es Drosophila melanogaster, comparten buena parte del genoma humano. Tal vez no el que nos da la capacidad de sentirnos especiales, pero sí aquella parte que se ocupa de procesos básicos, altamente conservados en la escala evolutiva. De ahí que sea mucho lo que puede aportar una mosca al estudio del cáncer cerebral infantil.

Para empezar, este pequeño insecto es un modelo habitual en los laboratorios y ha ayudado a ganar cinco premios Nobel. Son muchas las cualidades que esconden en su diminuto cuerpo alado. Su reducido número de cromosomas (4 pares, frente a los 23 pares de nuestra especie) simplifica enormemente las investigaciones. Además, su breve ciclo de vida (viven entre 15 y 21 días), permite estudiar muchas generaciones en un corto espacio de tiempo y obtener conclusiones en breve tiempo. Aunque sin duda lo más importante es que cerca del 75% de los genes humanos vinculados con enfermedades tienen su homólogo en el genoma de la mosca de la fruta, que ya se conoce al completo.

Con un modelo tan bueno por delante, Isabel Adrados, doctora en Biología Molecular y experta en genética y farmacogenómica, investiga en cáncer cerebral infantil en el Instituto de Neurociencias de Alicante. Ya ha generado 8 generaciones de moscas de las 30 que necesita para encontrar aquellas superresistentes al cáncer cerebral infantil y tratar de prevenirlo. “Estas moscas son las que nos interesan. Nuestro objetivo en el proyecto Cancer Free es generar una población de moscas ‘superresistentes’ al cáncer que nos ayuden a identificar genes de resiliencia, que hacen a las moscas más resistentes, y con lo aprendido, poder ayudar a los individuos más vulnerables”.

SOLO FALTA TU APORTACIÓN

La doctora Adrados tiene el modelo de laboratorio, la hipótesis de trabajo y ya se ha puesto en marcha. Pero le falta financiación, algo frecuente en nuestro país. Para superar este obstáculo ha recurrido al crowdfunding, para que personas corrientes, con sus pequeñas aportaciones, puedan hacer algo tan grande como ayudar a prevenir el cáncer cerebral infantil, un tumor con mal pronóstico que, incluso cuando se supera, puede dejar secuelas duraderas que se manifiestan como “un síndrome de fragilidad en la edad adulta, caracterizado por mayor vulnerabilidad a situaciones estresantes, que, a su vez, promueve un mayor riesgo de sufrir efectos adversos como caídas, discapacidad, hospitalización…”, explica Adrados.

Para hacer realidad este proyecto no hay más que entrar en la plataforma precipita. Con lo que cuesta un café cualquiera puede financiar cinco minutos de investigación. Además, es una forma de desviar nuestros impuestos hacia la CIENCIA, que ahora más que nunca sabemos que es tan importante que si falla puede hacer tambalearse la economía. Los donativos permiten una deducción del 75% de lo donado.

En este video, Isabel Adrados explica cómo va a llevar a cabo su investigación.  Y para los que les sepa a poco, debajo hay más texto que lo explica en más detalle.

 

SOLO PARA LOS MUY INTERESADOS

A pesar de su juventud, la doctora Adrados lleva más de diez años intentando combatir estos tumores, que al localizarse en el cerebro tienen peculiaridades que los hacen más resistentes a los tratamientos capaces de reducir otros cánceres. Su experiencia incluye varios años de investigación traslacional en el departamento de Medicina Molecular del Instituto de Investigación Scripps Research, en Florida, para tratar de hallar fármacos capaces de atravesar la férrea muralla que rodea al cerebro, la barrera hematoencefálica, y llegar al tumor.

Allí comprobó que esta estrategia es una tarea casi imposible en la actualidad. “El abordaje del cáncer cerebral es prácticamente imposible en este aspecto de buscar medicamentos mediante screening. Es un cáncer muy difícil de curar que da síntomas cuando ya es tarde, y con la barrera hematoencefálica es más difícil todavía”, explica Adrados.

Pero, lejos de rendirse, quiere abrir nuevos caminos, como el de la prevención. “Casi nadie trabaja en prevención del cáncer, pero para mí es un aspecto clave”, asegura. Y tiene claro por dónde empezar: el sistema inmune. “Nuestra hipótesis de trabajo es que algo debe pasar en el sistema inmune de las personas que no desarrollan tumores a pesar de tener factores de riesgo”.

Adrados va a generar moscas que llevan oncogenes del cáncer cerebral infantil y que van a desarrollar tumores en los ojos, que son fáciles de ver al microscopio. Una pequeña proporción de esas moscas tendrán muchos más tumores que la media, mientras que otra pequeña proporción van a tener muy pocos tumores pese a tener los oncogenes que facilitan su desarrollo. “Estas son las que nos interesan. Nuestro objetivo en el proyecto Cancer Free es generar una población de moscas ‘superresistentes’ al cáncer que nos ayuden a identificar genes de resiliencia, que hacen a las moscas más resistentes, y con lo aprendido, poder ayudar a los individuos más vulnerables”.

NUEVO ABORDAJE

Con el proyecto Cancer Free, Isabel Adrados es consciente de que está abriendo caminos nuevos en la investigación del cáncer: “Creo que mi proyecto puede sentar unas bases para que en el futuro haya más investigación en prevención. Sobre todo, por la experiencia que tengo de lo que cuesta curar estos cánceres tan difíciles. El ejemplo actual del abordaje del covid-19 es muy interesante, porque aún no tenemos fármacos y ya estamos buscando la vacuna en paralelo. En cáncer debería hacerse algo parecido, tratar de encontrar una “vacuna”. La idea no es sólo investigar qué promueve el tumor, sino averiguar por qué hay veces que no se desarrolla pese a la existencia de factores de riesgo. Y aprender qué pasa en esos individuos fortalecidos para aplicarlo en los más débiles o la población en general. Porque lo aprendido en este proyecto no sólo va a dar información de prevención. También de tratamiento temprano”, explica.

De hecho, quiere incorporar el chequeo de posibles tratamientos a su innovador proyecto: “También estoy seleccionando la población de moscas más sensible, la que desarrolla muchos tumores, para hacer un screening de fármacos. El ciclo celular está muy conservado desde las moscas a nuestra especie y permite detectar aquellos medicamentos válidos que no promuevan efectos secundarios”, explica.

La doctora Adrados es consciente de que luchar contra proyectos cuyo principal objetivo es buscar fármacos efectivos contra el cáncer dificulta la obtención de financiación. Y por eso ha recurrido al micromecenazgo a través de “Precipita”, una plataforma de crowdfunding de donación impulsada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Esta plataforma tiene como objetivo conectar investigadores y ciudadanos y promover la socialización de la ciencia. La plataforma se puso en marcha en octubre de 2014 y gracias a sus casi 10.000 donantes se han recaudado ya más de un millón de euros para 85 proyectos de investigación de diferentes disciplinas científicas.

FINANCIAR LA CIENCIA ES FÁCIL

En esta plataforma, los proyectos permanecen durante 3 meses. El proyecto Cancer Free de Adrados acaba de pasar el ecuador, con una recaudación de más de 10.000 euros, muy cerca de la mitad de los 25.000 que necesita para financiar un año de investigación que le permita demostrar con sus resultados que en cáncer también merece la pena apostar por la prevención. “Es una investigación que va a plantear muchos interrogantes, un proyecto high-risk/high-gain, lo que significa que el riesgo y las ganancias van muy unidos y son muy importantes”, resalta.

Para su proyecto Cancer Free, de un año, la doctora Adrados calcula que necesita hacer una selección de hasta 30 generaciones de moscas, que seguro darán pistas muy importantes sobre que fortalece a los individuos frente al cáncer infantil. Pero de momento solo va por la octava generación. De ahí la importancia de seguir adelante. “Calculo que cada 5.000 euros son tres meses de investigación. Y que cinco minutos de investigación cuesta lo mismo que tomarse un café”.

En España, a falta de una buena ley de mecenazgo, hay poca tradición de financiación de proyectos de investigación con fondos procedentes de particulares. Pero sin duda, recurrir a un micromecenazgo demuestra decisión y firmeza para llevar adelante contra corriente una idea en la que se cree, algo que en otros países se valora mucho.

Pese a todo, financiar la Ciencia en España tiene recompensa a la hora de hacer la declaración anual de la renta. Y puede llegar a un 75% de deducción de lo aportado.  Además de ayudar a frenar el cáncer cerebral infantil, en este caso. Y no hay que olvidar que el cáncer es la primera causa de muerte en niños de 1 a 14 años, recuerda la doctora Adrados.

Las donaciones, por un importe mínimo de 5 euros, se realizan a través de la plataforma Precipita (la ciencia): www.precipita.es

 

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