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Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

El “bolsillo” también duele

El “bolsillo” también duele
Pilar Quijada el

Dicen que la crisis económica ha traído de la mano un mayor consumo de antidepresivos y ansiolíticos. Y puede que también de analgésicos. Según un estudio de la Universidad de Virginia, publicado en Psychological Science, el estrés financiero puede producir dolor físico también. Las personas que se sienten en “números rojos” experimentan más dolor físico que los que se sienten financieramente seguros. La clave está en la falta de control sobre la propia vida, aseguran los investigadores. Aunque tal vez haya otras más realistas…

“Los resultados de seis estudios establecen que la inseguridad económica produce dolor físico, reduce la tolerancia al dolor, y predice el consumo analgésicos sin receta”, explica Eileen Chou, investigadora principal del estudio.

El aumento de la inseguridad económica paralelo el aumento de las quejas de dolor físico puso sobre la pista a los investigadores de las Universidades de Virginia y Columbia, que pensaron que podrían estar vinculados.Supusieron que la sensación de inseguridad económica llevaría a la gente a percibir una falta de control en sus vidas, lo que, a su vez, activa procesos psicológicos asociados con la ansiedad, el miedo y el estrés. Tres procesos psicológicos que, como se ha demostrado, comparten mecanismos neuronales con los del dolor.

Un grupo de 33.720 personas reveló que los hogares en los que había dos adultos en paro gastaron un 20% más de lo habitual en analgésicos de venta libre durante el año 2008 (inicio de la crisis financiera) en comparación con los hogares en los que al menos un adulto estaba trabajando. Y un estudio en línea con 187 participantes indicó que dos medidas de la inseguridad económica – el desempleo y la inseguridad estatal – se correlacionaron con los informes de dolor obtenidos mediante una escala de dolor de cuatro ítems.

Estos resultados se mantuvieron incluso después de que los investigadores tuvieran en cuenta otros factores, como la edad, situación laboral, y las emociones negativas.

Además, otro estudio de laboratorio sugirió que la inseguridad económica podría estar también relacionado con la tolerancia al dolor. Los participantes a los que se indujo a pensar en un mercado laboral incierto mostraron una disminución en la tolerancia al dolor, que fue medida por el periodo de tiempo que podían mantener cómodamente la mano en un cubo de agua helada. Frente a ellos, los voluntarios a los que se les inducía a pensar que entrarían en mercado de laboral estable no mostraron cambios en su tolerancia al dolor.

Y al parecer, lo que los psicólogos denominan “locus de control”, es decir, el grado en que los participantes sentían que el control sobre sus vidas estaba en sus manos, al menos en parte, podía explicar la asociación entre la sensación de inseguridad económica y los informes de dolor físico. La “interpretación subjetiva sobre la propia seguridad económica tiene consecuencias cruciales independientemente del estado financiero” , aseguran los investigadores.

Al mostrar que el dolor físico puede tener también sus raíces en la inseguridad económica y la sensación de falta de control, estos resultados ofrecen esperanza para desactivar la espiral descendente iniciada por la inseguridad económica que incide sobre el bienestar y la experiencia de dolor”, concluyen.

Claro que tal vez la mejor forma para interrumpir esa espiral es llegar a fin de mes sin muchos sobresaltos y que la cuenta bancaria no esté a libre de disposición de entidades locales o estatales que están convencidas de que, en momentos de crisis, la prioridad es pagar una multa de aparcamiento en lugar de poder hacer la compra diaria o cumplir con los plazos de la hipoteca…

 

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Pilar Quijada el

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