Ni cena romántica, ni bombones, ni flores, ni fin de semana en un hotel con encanto. No desperdicie el dinero. Más que un ambiente tranquilo, el mejor escenario para que surja el amor son las situaciones que elevan la adrenalina. La psicologÃa lo avala.
Seguro que recuerda la doble faceta de superhéroes como Supermam y Spiderman, capaces de enamorar a cualquier mujer rescatada del malvado de turno, mientras la llevan en volandas sobre los rascacielos, con la adrenalina por las nubes, nunca mejor dicho. Sin embargo, en su rutinaria vida corriente como reporteros no se comen una rosca, aunque su fÃsico sea el mismo. Por ahà van los tiros. El éxito de esos héroes de ficción en cuestiones amorosas reside no tanto en sus extraordinarios poderes sino en los niveles de adrenalina de las rescatadas, que las hace más susceptibles al enamoramiento. Algo que está al alcance de cualquiera.
Un par de experimentos lo han demostrado. El primero, muy ingenioso, lo llevaron a cabo en los años setenta en Canadá los psicólogos Donald Dutton y Art Aron. El escenario elegido para probar que es más fácil enamorarse en situaciones de riesgo fue un puente. O mejor dicho, dos muy diferentes que cruzan el cañón del rÃo Capilano, en Canadá.
Uno de los puentes es sólido, ancho y de poca altura. El otro, una de las atracciones más célebres entre quienes visitan Vancouver, un viejo puente colgante de madera, de 150 metros de largo y unos noventa centÃmetros de ancho, que se tambalea a 70 metros de altura sobre las escarpadas rocas del cañón en cuyo fondo discurre el rÃo. Se pidió a varios voluntarios que cruzaran uno de esos puentes. A mitad de camino les interceptaba una encuestadora y les pedÃa que respondieran a unas preguntas para un trabajo de su Universidad. Terminado el cuestionario, les daba su teléfono y les decÃa que podÃan llamarla si necesitaban alguna «aclaración adicional». Nueve de los treinta y dos participantes que eligieron el inestable puente colgante se sintieron lo suficientemente atraÃdos por la entrevistadora para llamar. Mientras que de los que cruzaron el puente menos impresionante, sólo dos sintieron la necesidad de retomar el contacto.
Este comportamiento se denomina atribución errónea de la activación o excitación (arousal) y hace referencia al error que cometemos al identificar la causa de lo que sentimos. En el caso de los voluntarios que cruzaron el puente, la adrenalina estaba alta por la sensación que producÃa estar a 70 sobre el suelo en una estructura de madera tambaleante. Eso provocaba probablemente latidos cardiacos y respiración acelerada y tal vez cierta debilidad en las piernas. Esas manifestaciones externas del miedo son prácticamente idénticas a las que sentimos cuando alguien que nos resulta atractivo se acerca. Y ellos pensaron que se habÃan producido por el atractivo de la entrevistadora.
Equivocarse al atribuir esos sÃntomas al encuentro con la entrevistadora, es lo que hizo que los voluntarios que cruzaron el puente de madera experimentaran la atracción por la joven que les abordó. Como ocurre con las conquistas de los superhéroes en acción. Por el contrario, quienes cruzaron el puente seguro no experimentaron tales sÃntomas, y por eso la misma entrevistadora tuvo menos éxito (solo dos la llamaron). Como les ocurre a Clark Kent y Peter  Parker en su vida normal. Queda probado que en situaciones de riesgo la posibilidad de enamorarnos de la persona que tenemos enfrente es mayor.
El otro experimento es aún más curioso, con una década de diferencia demostró que la alteración de la respiración y el latido cardiaco provocada por dos minutos de carrera (la adrenalina de nuevo) hacÃa que un grupo de hombres vieran más atractiva a una mujer en un vÃdeo. Sin embargo, los que corrieron solo quince segundos fueron más ponderados en juzgar el atractivo.
Adrenalina y dopamina están emparentadas, y las dos intervienen en el enamoramiento. Asà que, moraleja, si quiere tener más probabilidad de hacer una conquista, invite a su pareja a la montaña rusa o a cruzar el puente de San Pablo, junto a las Casas Colgadas, en Cuenca, por ejemplo. Que, por cierto, está lleno de candados… Que está perezos@ (mal empezamos), llével@ al cine a ver una pelÃcula de miedo (también dispara la adrenalina), o a correr por el parque. Según la psicologÃa, la mejor receta para convertirse en superhéroina/héroe del amor.
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