Incertidumbre, miedo, ansiedad, enfado, estrés o depresión son algunas de las reacciones que siguen al diagnóstico de diabetes tipo II. Son datos de un estudio llevado a cabo por la Federación de Diabéticos Españoles, el Consejo General de Colegios de Psicólogos y la Fundación AstraZeneca sobre las necesidades de apoyo psicológico de los pacientes de quienes padecen esta patología que afecta en España a más de 5,3 millones de personas (en el 13,8%, ), de los que casi la mitad desconocen que la que la sufren. En la mayoría de los casos, el diagnóstico de diabetes tipo II llega por sorpresa, como resultado de algún análisis de sangre realizado por otro motivo diferente a la enfermedad.
Además del tratamiento médico, el psicológico es fundamental para combatir esta patología, ya que entre otros aspectos mejora la adherencia al tratamiento y la aceptación de la misma por parte del paciente, como explica Francisco Santolaya, presidente del Consejo General de la Psicología de España. Y es que una de las primeras reacciones suele ser la de incredulidad: “Esto no me puede estar pasando a mi”. Aceptar la patología y cumplir el tratamiento son aspectos fundamentales para el autocuidado del enfermo, que ha de moverse en un contexto social que tampoco ayuda mucho a quienes padecen esta patología, algo que se complica aún más en fechas como estas, en las que las celebraciones abundan, advierte Santolaya.
El objetivo de este estudio ha sido poner en valor el apoyo psicológico a los pacientes con diabetes tipo II, un aspecto crucial en su tratamiento, como resalta Julio Sánchez Fierro, de AstraZeneca. “Al tratarse de una patología crónica, es fundamental que este apoyo se mantenga a lo largo del tiempo y se adapte a cada etapa de vida del paciente”, añade. Y es que los profesionales de la psicología tienen un papel importante a la hora de dar pautas que permitan aceptar la nueva situación a que da lugar la enfermedad y a convivir con ella.
El estudio surge como un convenio de Colaboración para realizar actividades dirigidas a fomentar un mayor conocimiento de la aplicación de la Psicología en la diabetes y está promovido fundamentalmente por el interés de la Federación de Diabéticos Españoles en analizar la situación actual y posibilidades de futuro de apoyo psicológico que está prestando la sanidad pública a los pacientes con Diabetes Mellitus tipo II.
Según se recoge en este estudio, la manifestación más habitual tras el diagnóstico es la incertidumbre o el miedo (en el 34% de los entrevistados), ansiedad y enfado (en un 30,5%, en ambos casos), estrés (en un 28,5%) y depresión (en un 18,5%). A pesar de ello, solo el 6% de los pacientes encuestados reconoce haber pedido apoyo por parte de un psicólogo.
De quienes recibieron ayuda psicológica, el 8,3% consideran que fue de mucha utilidad o bastante utilidad. Entre los pacientes que no contaron con este tipo de ayuda, uno de cada tres considera que les hubiera ayudado a aceptar la enfermedad y a realizar cambios en los hábitos de vida. El cambio en los hábitos de vida es precisamente uno de los más difícil de manejar, y aquí la ayuda del psicólogo puede ser decisiva.
Diversas investigaciones científicas han descubierto múltiples factores psicológicos relacionados con la diabetes como la incertidumbre sobre posibles complicaciones futuras, miedo a las hipoglucemias, alteraciones en el estilo de vida de las personas afectadas, dificultad en las relaciones sociales y de pareja, entre otras. La labor del psicólogo se centrar en enseñar al paciente a adquirir hábitos saludables; disminuir el miedo, ansiedad, tristeza y otras emociones negativas que puedan aparecer; mejorar la comunicación con sus familiares y amigos y controlar los niveles de estrés para lograr mejorar su calidad de vida tanto física como emocional.
Aunque el mantenimiento de un buen control de azúcar en la sangre es crucial para evitar las complicaciones de la diabetes, se estima que sólo la mitad de los pacientes tienen logran mantener los niveles de glucosa en valores adecuados. La prevalencia de depresión entre los pacientes con diabetes – hasta dos veces mayor que en la población general – puede interferir con la capacidad del paciente para manejar su diabetes. Según un estudio del Hospital General de Massachusetts dado a conocer en febrero pasado, un programa de terapia cognitivo-conductual que aborde tanto el estado de ánimo como el autocuidado de la diabetes consigue mejorar el control del azúcar en sangre y produce un alivio más rápido de la depresión en pacientes con diabetes tipo 2 mal controlada, que los programas que incluyen sólo reuniones con una enfermera educadora para establecer metas de control del azúcar en la sangre, y con un nutricionista para fijar objetivos de dieta y ejercicio.
Junto con las demandas psicológicas, la encuesta refleja una necesidad de mayor información sobre los riesgos de la enfermedad y del tratamiento a largo plazo o sobre las pautas a seguir con la alimentación. A pesar de haber sido diagnosticados de una enfermedad crónica, el 62,5% de los pacientes valora su estado de salud como bueno o muy bueno.
El perfil del enfermo de diabetes tipo II incluido en este estudio engloba a personas con sobrepeso (el 90% de los entrevistados presentaba sobrepeso/obesidad antes del diagnóstico), que no realiza nada o muy poco ejercicio (el 50%), y con antecedentes familiares (el 63%).
Según el 45,2% de los encuestados, la sociedad española está poco o nada informada sobre la diabetes tipo II, y nueve de cada diez manifiesta que es bastante o completamente necesario informar a la población sobre la misma. Así, el apoyo por parte de psicólogos especializados a las personas que padecen diabetes tipo II es considerado importante para dos de cada tres entrevistados, al verse destinados a afrontar cambios sustanciales en sus hábitos de vida.
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