Emilio de Miguel Calabia el 04 sep, 2024 Recientemente me leí “Rumbo a Ítaca”, una introducción a la filosofía griega de Víctor Luis Guedán Pécker. Leyéndolo caí en la cuenta de que el yo personal, tal y como lo concebimos hoy en día fue una invención de los griegos (¡otra más!). Uno de los textos más significativos del hinduísmo es la “Bhagavad Gita”. En ella, en vísperas de una gran batalla, el dios Krishna le dice a su primo Arjuna, que vacila, que debe cumplir con su dharma, su ley personal. Su condición de príncipe hace que lo correcto para él sea participar en esa batalla, aunque ello implique matar a sus parientes. El individuo no cuenta. Lo que importa es la ley que le atribuye su estatus. Uno de los caminos más antiguos y seguidos del hinduísmo es el advaita vedanta. Esta filosofía dice que lo único real es el Brahman. Los seres no son más que apariencias ilusorias, emanaciones de ese Atman. La vía de salvación es reconocer la ilusoriedad de nuestro cuerpo y mente y reintegrarnos en el Atman del que procedemos. El budismo procede del hinduísmo y también él tiene una relación complicada con el yo individual. El budismo analiza los elementos que componen lo que denominamos persona y llega a la conclusión de que la persona es meramente la denominación que damos a ese conjunto de elementos. No hay ninguna persona subyacente a los elementos. Más tarde el budismo mahayana insistiría en la naturaleza búdica que poseemos todos. El yo sería la pelusilla que tenemos que quitarle a esa naturaleza búdica, que es nuestra verdadera realidad, para que refulja. Alejándonos del terreno filosófico, en las artes y la literatura vemos que el artista no pretendía dejar testimonio de su nombre. Casi siempre las obras indias son anónimas y cuando llevan el nombre de su supuesto autor suele ser para atribuírlas a algún gran hombre del pasado, no para realzar a quien quiera que fuese el verdadero autor. Con estos ejemplos creo que queda claro que en el mundo indio el yo personal no tiene mucho futuro. Si vamos al mundo sínico, nos encontramos con el taoísmo que considera al hombre simplemente como una parte más de las diez mil cosas generadas por el Tao. El yo no ocupa un lugar especial. De hecho, la espontaneidad que se le exige al sabio, su manera de ajustarse a los ritmos del Tao, indicaría que cuanto más fuerte sea el yo de la persona, más difícil es alcanzar esa espontaneidad iluminada. El “Hua Hu Ching” un texto taoísta del siglo V d.C. dice esto del yo: “El yo es un mono que salta a través de la selva:/ totalmente fascinado por el reino de los sentidos,/ cambia de un deseo a otro (…) Deja partir a ese mono.” Las Analectas de Confucio nos hablan de sus discípulos y sus diferentes caracteres: Ran Yong, que era íntegro, pero un orador mediocre; Ran Qiu, versátil y talentoso; Zhong You, valiente y dotado para la gestión… Estas descripciones no están ahí para resaltar sus egos, sino para indicar cómo tenía que proceder Confucio para su educación y de qué manera podían acomodarse a los mandatos del cielo. Nada más lejos de la frase “el hombre es la medida de todas las cosas.” Y esto me lleva a los griegos… “El hombre es la medida de todas las cosas” fue un aforismo de Protágoras de Abdera. La frase ha sido muy discutida, pero parece que el significado que hay que darle es que cada individuo tiene su propio juicio sobre la verdad y el valor de las cosas. Platón en el “Teeteto” pone en boca de Protágoras las siguientes frases: “¿Acaso no dice algo así como que las cosas son para mí tal y como a mí me parece que son y que son para ti tal y como a ti te parece que son? ¿No somos tú y yo hombres?” Es decir no existe un Tao, ni un Brahman, ni un Buda allí fuera que nos transmitan lo que es la realidad a cuyos mandatos debemos someternos. Aquí es mi yo individual el que determina qué valor tienen esos mandatos e incluso si decido seguirlos o no. El pensamiento griego aquí ha dado un triple salto mortal sin red. Los filósofos aún están debatiendo si lo dio bien o se partió el cuello. Otros temas Tags Advaita VedantaBhagavad GitaBudismoConfucioEl yoFilosofiaFilosofía griegaHinduísmoPlatónProtágoras de AbderaTaoísmoVíctor Luis Guedán Pécker Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 04 sep, 2024