Emilio de Miguel Calabia el 07 dic, 2022 Los fundadores fueron William Kristol, que había sido Jefe de Gabinete del Vicepresidente Quayle durante la presidencia de H.W. Bush y que se había trabajado con esmero desde ese puesto a las grandes empresas, y el ensayista político Robert Kagan. De los dos, Kristol es el que merece mayor atención. Maniobrero y marrullero, estuvo también detrás de otras iniciativas dirigidas a rearmar ideológicamente al Partido Republicano, como fueron el Nuevo Proyecto Ciudadano y el Proyecto para el Futuro Republicano. El PNAC atrajo a otros renombrados neocons, muchos de los cuales ocuparían más tarde cargos en la Administración de Bush hijo: Dick Cheney (futuro Vicepresidente), Donald Rumsfeld (futuro Secretario de Defensa), Paul Wolfowitz (futuro Subsecretario de Defensa), Zalmay Khalilzad (futuro Embajador en Kabul, en Bagdad y ante NNUU), Elliott Abrams (futuro Viceasesor de Seguridad Nacional), John Bolton (futuro Embajador ante NNUU), Paula Dobriansky (futura Subsecretaria de Estado para Asuntos Globales), Francis Fukuyama (futuro Presidente del Consejo sobre Bioética), Lewis Scooter Libby (futuro Jefe de Gabinete del Vicepresidente Cheney), Peter Rodman (futuro Asistente al Secretario de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional). Dos características del grupo eran que muchos tenían contactos con la industria del petróleo y con la industria de armamento y el estamento militar. Tal vez ahí este la razón de la obsesión que tenían con promover el derrocamiento de Saddam Hussein en Iraq y su tendencia a poner énfasis en la seguridad nacional y el poder militar como herramienta esencial en las relaciones internacionales. El PNAC quería fijar la agenda de una futura Administración republicana y establecer las bases ideológicas de la política exterior de dicha Administración. En ningún momento se plantearon tender la mano a elementos demócratas moderados. La expresión compromiso bipartidista no existía para ellos. También quería evitar que el Partido Republicano cayera en manos de los aislacionistas, una tendencia que siempre ha sido muy fuerte en el mismo. El PNAC fue muy hábil en las tareas de networking, logró situarse en el corazón de las redes republicanas e hizo un uso muy inteligente de esa posición para difundir sus ideas entre los decisores del partido. Muchas de las ideas que defendería el PNAC estaban prefiguradas en el documento Directriz para la Planificación de la Defensa 1994-99 que elaboraron Paul Wolfowitz (Subsecretario de Defensa) y su adjunto Scooter Libby en febrero de 1992 en tanto que miembros de la Administración de H.W. Bush. Otro que participó en su redacción fue Khalilzad y una instancia en la que se apoyaron mucho a la hora de redactar el documento fue el Pentágono. El documento no se llegó a aplicar en el período para el que estaba previsto, porque ganaron los demócratas, pero sus ideas informarían la Administración Bush. El documento parte de que tras la desaparición de la URSS, EEUU es la única superpotencia y su objetivo prioritario ha de ser mantener ese estatus y evitar la emergencia de una superpotencia rival. Por cierto que esta idea estaba más extendida en el establishment norteamericano de lo que parece. Zbigniew Brzezinski, que fue Consejero de Seguridad Nacional con el presidente Carter, en “El gran tablero mundial: la supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos”, editada en 1997, defendía lo mismo. Evidentemente un objetivo tan ambicioso requería herramientas “sanctas et non sanctas”. Enumeraré algunas de ellas: 1) Fortalecer el sistema de acuerdos de defensa con Estados democráticos y afines, evitando que desarrollen una política propia de seguridad nacional; 2) Actuar a base de coaliciones ad-hoc, que a menudo no durarán más que la crisis que las haya provocado y que convendrán en los objetivos a alcanzar únicamente de manera general; 3) EEUU no se convertirá en el gendarme internacional, corrigiendo todos y cada uno de los yerros que se produzcan. Actuará en aquellos casos que sus intereses se vean amenazados o en aquellos otros que pudieran desestabilizar las relaciones internacionales; 4) Aunque EEUU no descarta el liderazgo de NNUU y de otras organizaciones regionales, cuando haga falta no tendrá empacho en actuar unilateralmente; 5) Se apuesta decididamente por la fuerza militar como uno de los principales elementos para influir en el mundo y crear un entorno favorable a los intereses norteamericanos. Habiendo sido el documento producido por el Departamento de Defensa, difícilmente cabía esperar otra cosa. El documento también incluía reflexiones sobre el estado geopolítico del mundo. Me llama la atención, que, en un mundo donde EEUU se había convertido en el único hegemón, los autores tuvieron el buen juicio de hablar de “un futuro que es particularmente incierto, dada la magnitud de los cambios recientes en el entorno de la seguridad”. Con respecto a Rusia y al resto de las repúblicas del espacio ex-soviético, se abogaba por ayudarlas a establecer sistemas políticos democráticos y mercados libres y a reducir el tamaño de sus FFAA. En Asia Oriental se apuesta por reducir fuerzas y dejar que los aliados asuman una mayor carga en temas de seguridad. El documento piensa que los regímenes comunistas de la zona se verán sometidos a presión por la caída del comunismo soviético. Corea del Norte es percibida como una de las principales amenazas. En Latinoamérica el objetivo es mantener los avances democráticos de la década precedente y mantener un entorno estable. Cuba seguirá siendo un punto de preocupación. Oriente Medio es, junto con el espacio ex-soviético, la región que interesa más a EEUU. El objetivo aquí es seguir siendo la potencia extrarregional predominante, evitar que surja una potencia o coalición hegemónica en la región y salvaguardar el acceso al petróleo. Podemos comparar la Directriz con el manifiesto de dos páginas que el PNAC dio a conocer el 3 de junio de 1997. El manifiesto tachaba las políticas de Clinton de “incoherentes”, pero también atacaba a los conservadores que no compartían sus ideas, que no habían promovido una visión estratégica para EEUU y que no habían luchado por un presupuesto de Defensa adecuado. Pensaban que EEUU disfrutaba de una oportunidad única en la Historia y que la estaba desaprovechando. Las lecciones que querían recordar a la opinión pública norteamericana eran: 1) La necesidad de aumentar el gasto en defensa; 2) La necesidad de reforzar los vínculos con los aliados democráticos y de frenar a los regímenes hostiles a sus intereses y valores; 3) La necesidad de promover la libertad política y económica en el extranjero; 4) La necesidad de aceptar la responsabilidad del papel único de EEUU en el mantenimiento y difusión de un orden internacional “amigable con nuestra seguridad, nuestra prosperidad y nuestros principios.” Leyendo entre líneas, lo que el manifiesto decía era: 1) Aprovechemos nuestra condición de única superpotencia para crear y mantener un orden internacional que responda a nuestros intereses. 2) Tengamos a punto unas FFAA poderosas, por si hay que darle un estacazo a algún malo. 3) Difundamos nuestros valores por el mundo, en lo político la democracia y en lo economico el neoliberalismo. Cada vez que en los documentos del PNAC se habla de libertad económica, lo que se quiere decir es neoliberalismo económico. Otros temas Tags Dick CheneyLewis Scooter LibbyPaul WolfowitzPolítica exterior de EEUUProyecto para el Nuevo Siglo AmericanoRobert KaganWilliam KristolZalmay KhalilzadZbigniew Brzezinski Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 07 dic, 2022