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Literatura carcelaria (y 3)

Emilio de Miguel Calabia el

Si a Liu Xiaobo le encarceló el Partido Comunista Chino, a uno de los fundadores del Partido Comunista Filipino, José María Sison, le encarceló el dictador Ferdinand Marcos, cuyas cárceles y torturas conocería entre 1977 y 1986. Su experiencia carcelaria está recogida en el libro de 1986 “La prisión y más allá” (“Prison and beyond”). Hay uno de los poemas, titulado “Poemas y descanso”, que dentro de su mediocridad, tiene un par de estrofas memorables, en las que el poeta se retrata en la soledad de su celda, componiendo poemas en su cabeza como única distracción:

“(…)

Acostado por la noche,

Recito mis poemas

Hasta que la garganta se me seca

Y me duermo consolado.

(…)

El confinamiento en soledad

Es una tortura tan violenta.

Pero los poemas que compongo

Son mis compañeros ardientes.”

No todas las cárceles tienen paredes y rejas. La falta de libertad es también una cárcel. En la primavera de 1279 Wen T’ien Hsiang fue capturado en Wu-p’o-ling, en la batalla que puso fin a cualquier esperanza de restaurar la dinastía Sung frente a los invasores mongoles. Wen fue enviado a Pekin. El viaje duró varios meses. A su término a Wen le esperaba la muerte, y lo sabía. Me imagino que habría momentos en el trayecto que se entristeciese, pensando que pronto su vida terminaría y que terminaría en un glorioso fracaso. Pero esos pensamientos no le quitaron de escribir:

“En la vida del hombre, desde la antigüedad,

¿Quién no ha terminado con la muerte?

Sin embargo algunos dejaron corazones fuertes brillando en rojo

En las tablillas verdes.”[las”tablillas verdes” aluden a los libros en los que quedan recogidas las historias de valor de los héroes muertos]

Wen llora su derrota, pero también llora la desaparición del mundo de los Sung, por el que va a dar su vida. Se imagina cómo algún día los palacios Sung que aún se mantienen en pie, serán como las ruinas por las que pasa en su trayecto.

“Terrazas y estanques gradualmente caen en el olvido,

pero sus cimientos pueden verse claramente.

Oropéndolas y flores todavía aquí

el ánimo está triste.

Después de todo, ¿tiene el cielo azul emociones?

La misma luna antigua sale por el este,

¿dónde están las murallas?”

Y al final Wen se hace unas preguntas muy humanas:

“¿Cómo puedo no desear riqueza y honores?

¿pero cómo puedo dominarme en medio de las preocupaciones y los cuidados?

La vida humana, peligrosa y superficial,

como el rocío de la mañana que de pronto secará el sol.”

La vida de Wen se secó en 1283. Ese año fue ejecutado.

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