Emilio de Miguel Calabia el 10 ene, 2024 (Acaso Sikkim perdiera su independencia, pero al menos nos legó el nombre de una buena ginebra. Hay otras naciones que ni eso) Si la invasión china del Tibet complicó la situación internacional de Sikkim, que de repente se vio en primera línea de fuego como Estado tapón entre la India y China, la independencia de Bangladesh la complicó aún más. Sikkim estaba a 167 kms de la frontera con Bangladesh, justo en el punto más estrecho del angosto corredor que une a la India con sus provincias más orientales. Una situación como para permitir veleidades independentistas. Mientras esos acontecimientos ocurrían, Thondup y Hope estaban en un desfile de modas en Nueva York en el que se exhibieron motivos sikkimeses. Por si eso no fuese lo suficientemente frívolo, la prensa norteamericana esos días, tal vez espoleada por Hope y Thondup, retrató Sikkim como un reino himaláyico frágil, que necesitaba apoyo externo. Para más inri, los artículos se referían a Thondup como Chogyal, lo que implícitamente le ponía al mismo nivel que al rey de Bhutan, cuya soberanía sí que reconocía la India. A comienzos de los 70, la división entre la comunidad nepalí y los nativos Bhutia-Lepcha era mayor que nunca. Los nepalíes se quejaban, con razón, de que el sistema político estaba sesgado en favor de los segundos. El Kazi y la Kazini supieron instrumentalizar ese malestar en sus propios intereses. El Kazi y la Kazini estimaban, probablemente con razón, que unas elecciones completamente democráticas les darían el poder en Sikkim y arrumbarían a Thondup, que quedaría relegado al papel de monarca constitucional sin poderes. Otra cosa que les movía, sobre todo al Kazi, era un odio inveterado a la familia de los Namgyals, que había orillado a su familia. Las presiones políticas en Sikkim, las complicadas relaciones con la India y la idea de que en EEUU todos los focos habían estado puestos en Hope y no en él, se cobraron su peaje. Thondup empezó a beber sin moderación y su matrimonio con Hope comenzó a resentirse. El 21 de septiembre de 1971 Bhutan ingresó en NNUU y se puso de manifiesto que el estatus de Sikkim estaba obsoleto y abría la vía a acusaciones a la India de neocolonialismo. A pesar de ello, el estatus quo parecía preferible. La India no descartaba que un Sikkim independiente pudiera acabar cayendo en manos de China y la democratización, que seguramente llevaría a los nepalíes al poder, podía complicar las cosas en Darjeeling y llevar a una renovada petición de que se reintegrase en Sikkim. Lentamente las cosas fueron saliéndose de madre a lo largo de 1972. Thondup seguía agitando la bandera de la independencia y dejaba que el sentimiento anti-indio aumentase. Thondup gobernaba el país apoyándose en la minoría bhutia-lepcha, olvidándose de la mayoría nepalí, cuya ira crecía por momentos. Muchos en la India, e incluso fuera de ella, empezaron a pensar que la situación geopolítica en el Himalaya estaría mucho más clara si Sikkim fuera plenamente parte de la India. La India por esas fechas presionó a Sikkim para que aceptase el estatus de “asociación permanente”. El estatus habría permitido a Sikkim conservar parte de su identidad. Incluso la India le habría ayudado a ingresar en algunas agencias internacionales. Cuando uno está en una situación de debilidad, tiene que saber cuándo ceder y que es lo que realmente puede conseguir. Con el beneficio del tiempo, podemos pensar que hubiera sido una fórmula para reconducir las cosas y tratar de ganar tiempo en espera de una geopolítica menos complicada o de que Indira Gandhi dejase el poder. Thondup no aceptó la solución y comenzó a ver amenazas indias por todas partes. No digo que sus preocupaciones fueran 100% paranoicas; algún fundamento real sí que tenían. Lo peor es que sus relaciones con Indira Gandhi se agriaron y la posibilidad de un arreglo entre bastidores con ella se esfumaron. Las elecciones de enero de 1973 vinieron a sumarse a los problemas que tenía Thondup. La victoria fue para el pro-monárquico Partido Nacional, que conquistó 11 de los 18 escaños en juego. No cabía que las cosas fueran de otra manera con el sistema electoral tan sesgado que había. El líder del Partido Nacional, Netuk Tshering, se vino arriba y comenzó a hacer declaraciones incendiarias. Acusó a Kazi de querer romper el país y dijo a la India que Sikkim “confiaba en que el gobierno de la India no se quedase rezagado en realizar las ambiciones de nuestro pueblo de disfrutar de un estatus como el de Nepal y Bhutan.” El Kazi no se quedó atrás y contraatacó denunciando el sistema electoral. Thondup, con su tendencia al autoengaño y al exceso de optimismo, no se dio cuenta de que el ambiente se iba caldeando y los nepalíes estaban más soliviantados que nunca; a ese estado de ánimo no le eran ajenos los manejos del servicio de inteligencia indio. Incluso los miembros del Partido Nacional se dieron cuenta de que era necesario hacer cambios. Y para colmo de males, Thondup no advirtió que realmente necesitaba el apoyo de la India para mantener la estabilidad y de que apenas tenía bazas en la partida de cartas que se había obcecado en jugar contra Indira Gandhi. Historia Tags Andrew DuffBhutánHope CookeIndiaIndira GandhiKazi Lhendup DorjiPalden Thondup NamgyalSikkim Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 10 ene, 2024