ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Nixon en China (2)

Emilio de Miguel Calabia el

(Mao en la Plaza de Tiananmén, saludando al pueblo. Lo flanquean Zhou Enlai y Lin Biao. Ambos esgrimen el “Libro Rojo de Mao” para hacer méritos ante su jefe

3) El lanzamiento de la Revolución Cultural.

Se produjo durante la reunión ampliada del Politburó de mayo de 1966. En la reunión se aprobó la denominada Circular del 16 de Mayo, que reflejaba el pensamiento de Mao Zedong y atacaba a quienes se le habían opuesto en los meses precedentes, acusándoles de proteger a la derecha burguesa y crear propaganda para apoyar una restauración burguesa. El Partido estaba infiltrado por revisionistas a la Jruschev. Luego se sabría que el “revisionista en jefe” en el que estaba pensando Mao era Liu Shaoqi. Existía una lucha a muerte del proletariado contra la burguesía. La edificación de la dictadura del proletariado requería la erradicación de todo el pensamiento burgués y sus adláteres. El documento era una excusa para aplastar a quienes se le habían opuesto y para lanzar la Revolución Cultural que ambicionaba.

4) Primero las purgas…

Tras la reunión ampliada del Politburó y, sobre todo, tras las purgas de abril de Peng y los demás, que eran elementos importantes, aunque no de primera fila de los opositores a Mao, Mao pudo centrarse en el ataque a muerte a Liu Shaoqi y a Deng Xiaoping. Hubo dos factores: el de la lucha descarnada por el poder y el ideológico. El primero, que era el principal, estribaba en deshacerse de los que le habían hecho la cama en Lushan, empezando por Liu Shaoqi. El segundo era desmantelar a la burocracia del Partido, que se había anquilosado y había perdido fervor revolucionario a medida que adquiría comodidades y representaba una rémora para el ideal maoísta de la revolución permanente.

En esos momentos y a lo largo de toda la Revolución Cultural, el Primer Ministro Zhou Enlai jugó un papel clave. Mao respetaba su capacidad de trabajo y su talento para la organización y por eso le dejó hacer, aunque sabía que tenía muchas reticencias hacia la Revolución Cultural y que protegió en la medida de lo posible a miembros de la élite del PCCh. Zhou, por su parte, aceptó el papel de perrito faldero de Mao. Deng Xiaoping formuló un juicio preclaro sobre el papel de Zhou en aquellos años: sin él y su moderación, la Revolución Cultural habría sido peor; pero también sin él y sus talentos organizativos, la Revolución Cultural habría durado menos.

Más allá de Zhou, tres personajes clave, que le ayudarían a montar la Revolución Cultural, fueron Lin Biao, un sicofante adulador y ambicioso, que le aseguró el control de las FFAA; Kang Sheng, un hombre tenebroso que aseguró la colaboración del aparato de seguridad; y su esposa Jiang Qing, una ambiciosa frustrada que tenía dos grandes dones: sus enormes habilidades propagandísticas y su capacidad para hacerse enemigos. Todos estos no serían más que marionetas en manos de Mao, que era quien controlaba los tiempos.

4)… y luego se abren las puertas del infierno.

La Revolución Cultural, aunque ya estaba en marcha desde la primavera, se puso oficialmente en marcha en la reunión del Comité Central que se celebró del 1 al 12 de agosto. Los eslóganes que la agitaron dan cuenta de su radicalismo: “No hay fundación sin destrucción”; “El poder político sale del cañón de una pistola; “La guerra revolucionaria es una antitoxina que no sólo elimina el veneno del enemigo, sino que también nos purga de su porquería”. Quienes más se creyeron esos eslóganes fueron los estudiantes universitarios y los obreros. Nunca se dieron cuenta de que estaban siendo utilizados como una herramienta contra aquellos sectores del PCCh que se habían enfrentado a Mao.

Fueron estos los meses de los Guardias Rojos, blandiendo el “Libro Rojo” de Mao y torturando y humillando cruelmente a los “enemigos de clase”. Fue también el tiempo de destruir reliquias venerables del pasado, de derruir templos y quemar libros. Fueron meses de disrupciones en el transporte ferroviario que era utilizado a placer por los alevines revolucionarios que querían cambiar China.

5) Apoyar a la izquierda, pero… ¿quién es la izquierda?

A comienzos de enero de 1967 Mao quiso acelerar la toma del poder por los radicales y lanzó la política de “Apoyar a la izquierda”, que requería el apoyo del Ejército. Jugando al aprendiz de brujo taoísta, Mao proclamó que había que crear “un nuevo gran orden a partir del gran caos”. Las masas radicalizadas le siguieron, pero no todas del mismo modo y se creó un ambiente de guerra civil. En general las masas se dividieron en radicales pro-Revolución Cultural y conservadores anti-Revolución Cultural (esto es una simplificación pero ayuda entender la situación.). El problema era distinguirlos, porque todos gritaban las mismas consignas, enarbolaban las mismas banderas y exhibían su amor a Mao. A menudo el Ejército intervino en estas luchas y casi siempre se puso del lado de los conservadores.

6) Mao se da cuenta de que se ha pasado.

Para finales de 1967, Mao se dio cuenta de que “el gran caos bajo el cielo”, que tanto había aplaudido en sus inicios, era un desastre y que urgía reconducir la situación. Los izquierdistas radicales eran cada vez más un estorbo. Mao sentía lealtades divididas (aquí estoy exagerando. Mao era un gran egoísta y su única lealtad era consigo mismo): emocionalmente podía estar con los izquierdistas radicales, pero sabía que para mantener su poder ahora necesitaba la ayuda del Ejército. Los Guardias Rojos se encontraron en la extraña posición de que seguían adorando a Mao, al mismo Mao que estaba consintiendo que se les marginase y que el Ejército les contuviese. Porque sí, fue el Ejército quien recondujo la situación y su líder Lin Biao quien salió fortalecido. Fue elevado a la posición de número dos del régimen y convertido en el sucesor ungido de Mao en agosto de 1969.

 

Historia

Tags

Emilio de Miguel Calabia el

Entradas más recientes