Emilio de Miguel Calabia el 28 ene, 2022 (Por este árbol de apariencia tan anodina, la gente se embarcaba en peligrosos viajes y se mataba a arcabuzazos en los siglos XVI y XVII) La especias fueron el petróleo de los siglos XVI y XVII, o mejor todavÃa que el petróleo. Los clavos de olor son endémicos de cinco islas en las Molucas, al este de la actual Indonesia: Ternate, Tidore, Motir, Bachán y Maquián. La nuez moscada procede de las islas Banda, en las Molucas del sur. Ideal: un producto muy demandado, pero con una oferta limitada geográficamente. En el siglo XV el comercio de las especias en Europa habÃa estado básicamente en manos de venecianos y genoveses. Uno de los grandes acicates de las exploraciones portuguesas fue llegar a las islas de las especias y eludir el casi monopolio de venecianos y genoveses. Vasco de Gama lo tenÃa tan claro que, cuando llegó a Calicut en la India, declaró que habÃa ido a buscar especias y cristianos. De lo segundo se olvidó rápido. El Tratado de Tordesillas, que reservó a Portugal las rutas orientales, forzó a España a buscar las islas de las especias yendo hacia Occidente. Cuando Colón descubrió América, su objetivo real era buscar la ruta hacia las riquezas de Asia por la ruta occidental. Las riquezas del Nuevo Mundo fueron muchas más de las que nunca se hubieran podido imaginar los españoles, pero el apetito por las especias y su lucrativo mercado no se extinguió por eso. La expedición de Magallanes, que partió de España en 1519, tenÃa como finalidad principal encontrar una ruta por el oeste hacia las islas de las Especias. Magallanes murió en un combate en la isla de Mactán el 27 de abril de 1521 y fue a Juan Sebastián Elcano a quien le tocó continuar la expedición. El 8 de noviembre de 1521 Elcano llegó a la isla de Tidore, cuyo sultán le acogió con los brazos abiertos. PolÃticamente las Molucas estaban divididas en cuatro sultanatos, que originalmente tenÃan un poder parecido. La llegada de los portugueses y su alianza con Ternate habÃan roto el equilibrio polÃtico en favor de esta última. El sultán Almanzor de Tidore vio en los españoles la manera de restablecer la situación. Los españoles dejaron una casa-factorÃa con cinco hombres en Tidore, pero apenas se hubieron marchado las naves de Elcano, los portuguesas la destruyeron y castigaron al sultán de Tidore por haberse aliado con los españoles. No sé si esas noticias llegaron pronto a España, ni el impacto que tuvieron. Lo que sà que tuvo impacto fue que la nave Victoria, capitaneada por Elcano regresó cargada de clavo. Tras el regreso de Elcano a España, una de las prioridades españolas fue regresar a las Molucas. En 1525 zarpó de La Coruña una expedición de siete naves al mando de GarcÃa Jofré de Loayza y con Juan Sebastián Elcano como segundo de a bordo. TenÃa como objetivo establecer un asentamiento en las islas y fundar una casa de contratación de especias. Las expectativas eran tan grandes, que antes de haberse aposentado en las Molucas en condiciones, se estableció ya una Casa de Contratación de la EspecierÃa en La Coruña. Con seguridad usted no habrá oÃdo hablar de esta institución. Eso es un indicio del éxito que tuvo. La expedición de 1525 fue un desastre. Jofré de Loayza y Elcano murieron antes de haber alcanzado las Molucas. A Tidore sólo llegarÃan una de las siete naves y 105 hombres de los 475 que partieron inicialmente. Aunque los españoles hubieran llegado en condiciones miserables, se encontraron con una situación geopolÃtica muy conveniente. Dos de los cuatro sultanatos, Tidore y Gilolo, se habÃan hartado de Ternate y de los portugueses y sus exacciones y vieron en los españoles una oportunidad para desquitarse. Los años siguientes verÃan combates entre españoles y portugueses y sus aliados en las Molucas y un intento español de alcanzar las Molucas desde México. Esta aventura fracasarÃa al no encontrarse un camino de regreso por el Oriente. Mientras esto ocurrÃa en los mares del sur, en Europa en esos años se sucedÃan acontecimientos más prosaicos: españoles y portugueses negociaban y debatÃan sobre a quién correspondÃan las Molucas. El Tratado de Tordesillas habÃa delimitado el meridiano que separaba la zona de influencia portuguesa de la castellana en el Atlántico, pero determinar dónde se encontraba el contraameridiano en Asia resultaba muy difÃcil de estimar con los medios de la época. Los españoles e incluso algunos portugueses afirmaban que las Filipinas y las Molucas se encontraban en la zona de influencia española (la realidad, que no se sabrÃa hasta mucho después, cuando la cuestión ya era irrelevante, es que caÃan dentro de la esfera portuguesa). En 1526 tuvo lugar un principio de acuerdo con ocasión de la boda de Carlos V con Isabel de Portugal: Filipinas serÃa para España y las Molucas para Portugal. No obstante, las hostilidades continuaron en las Molucas. Finalmente, el emperador Carlos V renunció a sus derechos sobre las Molucas por el Tratado de Zaragoza de 1529 a cambio del pago de la astronómica cantidad de 350.000 ducados. El acuerdo incluÃa una cláusula de retroventa, si España devolvÃa esa cantidad a Portugal, una condición casi incumplible dado el estado calamitoso de las finanzas reales durante casi todo el reinado de Carlos V. Si las especias eran tan valiosas, ¿por qué renunció a las Molucas Carlos V? Las razones fueron varias. La primera es que su prioridad en esos momentos era Europa Central, donde la Reforma protestante se estaba extendiendo y los turcos amenazaban Austria y HungrÃa. La segunda es que, después de cuatro años de guerra en Italia contra la Liga de Coñac, el Tesoro estaba exhausto. La tercera es que los españoles no habÃan encontrado la manera de regresar de las islas Molucas por el PacÃfico, evitando asà entrar en la esfera portuguesa. 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