Emilio de Miguel Calabia el 23 dic, 2024 Toda estrategia está vacía si no la acompañan propuestas para hacer frente a los problemas identificados. Aquí el informe no decepciona: hace recomendaciones valiosas, aunque a menudo les falta detalle. Draghi recomienda una nueva política industrial (una de las características de estos tiempos es que hemos dejado de confiar en las fuerzas del mercado, que tanto nos han decepcionado, y los Estados han comenzado a dirigir la economía mediante la política industrial). Elementos de esa política industrial deben ser: la aplicación completa del Mercado Único; centrarse en sectores y no en compañías, evitando escoger ganadores; solventar los fallos del mercado, al tiempo que las autoridades públicas evitan caer en la tentación de duplicar lo que el sector privado ya está haciendo; una regulación que facilite la entrada en el mercado a nuevas empresas. Todo lo anterior requerirá: 1) Grandes inversiones, que Draghi estima en 5 puntos porcentuales del PIB de la UE; 2) Reformar la gobernanza de la UE, aumentando la coordinación y reduciendo la carga regulatoria. Mientras que EEUU ofrece un buen modelo al que deberíamos acercarnos, no debemos imitar sus políticas sociales que no han impedido el aumento de las desigualdades salariales y la brecha entre los trabajadores más y menos educados. El Estado de bienestar europeo deberá seguir proporcionando servicios públicos, protección social, vivienda, transporte y cuidado de los niños; además deberá garantizar el derecho de los trabajadores a la formación continua, algo que será imprescindible en un marco de cambio tecnológico acelerado. Un aspecto a cuidar es el hecho,- que ya vemos-, de que la innovación y sus beneficios se concentran en un puñado de áreas metropolitanas; son necesarias políticas de cohesión para que otras ciudades no se queden atrás. La pobre capacidad de innovación de la UE es para mí el principal eje del documento. Draghi ofrece numerosas recetas en este campo: 1) Reformar el próximo Programa Marco para la I+D, destinando la parte del león de su presupuesto, el cual debería ser doblado, a la financiación de las innovaciones disruptivas; 2) Establecer una agencia semejante al ARPA norteamericano que apoye proyectos arriesgados con capacidad de producir descubrimientos tecnológicos; 3) Mejor coordinación de la I+D entre los EEMM, que se podría conseguir mediante un Plan de Acción; 4) Superar las barreras burocráticas de las universidades e instituciones de investigación a la gestión de los derechos de propiedad intelectual con sus investigadores; 5) Adopción de una Patente Unitaria en todos los EEMM; 6) Realizar una evaluación del impacto de las regulaciones sobre lo digital en las PYMEs para eximirlas de normativas pensadas para grandes compañías; 7) Crear un estatuto especial para las start-ups innovadoras; 8) Promover la coordinación entre sectores y la puesta en común de datos para acelerar la integración de la IA en la industria europea. Hay más recetas que no enumero aquí por no alargar el párrafo. Se trata de una de las partes más meditadas del documento. Lo anterior no será posible si no solucionamos los problemas de escasez de capacidades en la economía (el 42% de los europeos carecen de capacidades digitales mínimas) que se ven agravadas por una mano de obra en declive. Las universidades europeas no producen suficientes graduados en ciencia, tecnología e ingeniería y además se está produciendo una fuga de talento al exterior. La educación en la UE está cayendo, al menos según el informe PISA. Cabría preguntarse si los experimentos con la educación de los últimos años habrán tenido algo que ver. Ahí lo dejo. La descarbonización, la segunda de las tres patas del informe, presenta también problemas (¿cuántas veces he utilizado la palabra “problemas” hasta ahora?). El principal son los elevados costes de la energía en Europa; las compañías de la UE pagan un 30% por su energía que las norteamericanas. Las compañías de la UE demás se ven confrontadas por la mayor ambición europea en la descarbonización. La descarbonización ofrece una ocasión para reducir los precios de la energía, lograr el liderazgo en tecnologías limpias y aumentar la seguridad energética. No obstante, existe el riesgo de que China desembarque en Europa su sobrecapacidad en tecnologías limpias con lo que la UE no lograría ese liderazgo y encima caería en una dependencia de China en este sector. Este último punto es vital. La UE partió con ventaja en el desarrollo de tecnologías limpias, pero en el camino hemos perdido esas ventajas. La culpa la ha tenido la debilidad de nuestro ecosistema de innovación. A pesar de tener un gran mercado y de haber comenzado pronto, hemos perdido nuestra capacidad de fabricación en beneficio sobre todo de China. Nos ha faltado una estrategia industrial y no hemos sabido hacer frente a varios problemas: la falta de una demanda sostenida, los costes de producción, la fragmentación del presupuesto de la UE en distintos programas y un terreno de juego desigual frente a otras grandes economías que han subsidiado fuertemente el sector y han erigido barreras arancelarias. Y llegamos al punto de la seguridad y la reducción de las dependencias en este campo, algo que ya buscaba la Brújula Estratégica. La UE tiene muchas dependencias: materias primas críticas, tecnologías avanzadas… El 40% de nuestras importaciones provienen de un número reducido de países. Esto nos hace vulnerables a la coerción. La situación geopolítica no ayuda. Tenemos una guerra convencional en nuestro continente y amenazas híbridas en muchas otras partes. EEUU está cada vez más volcado en el Indo-pacífico y no podemos dar por garantizados sus suministros en materia de defensa. La UE no ha invertido lo suficiente en defensa en los últimos años, gracias a un paraguas norteamericano que ya no podemos dar por seguro. Lo primero que tenemos que hacer es reducir nuestras vulnerabilidades externas. La primera es la escasez de materias primas críticas. Debemos ampliar nuestras cadenas de suministros para dejar de depender de uno o dos países. También debemos cubrir todas las etapas de la cadena de suministros, desde la exploración hasta el reciclado. Otra vulnerabilidad es nuestra dependencia en tecnologías críticas para la digitalización de la economía, para la IA y para la nube. Dependemos de otros países en más del 80% de los productos y servicios digitales; esa dependencia también se extiende al campo de los semiconductores. ¿Cómo reducir esas vulnerabilidades y dependencias? Las recetas son: 1) Desarrollar una política exterior económica basada en el aseguramiento de los materiales críticos. Habría que elaborar una Ley de Materias Primas Críticas que cubra todas las etapas de la extracción hasta el reciclaje. Asimismo habría que establecer pools de compradores con socios como Corea y Japón; 2) Aprovechar el potencial de los recursos domésticos, mediante la minería, el reciclado y la innovación en materiales alternativos; 3) Desarrollar una estrategia coordinada para potenciar la producción interior y proteger las redes clave de infraestructuras; 4) Transformar la industria de defensa, lo que implica incrementar los presupuestos de defensa, superar la falta de foco del desarrollo tecnológico en defensa y la falta de foco en innovación, y avanzar en la estandarización e interoperabilidad de los equipos; 5) Recuperar la ventaja que teníamos en el sector espacial y que estamos perdiendo por invertir menos que nuestros competidores inmediatos; 6) Desarrollar una política industrial de defensa que pueda apoyar que apoye la integración de las capacidades industriales. El informe estima que los cambios requeridos necesitarán una inversión anual mínima de 750.000 a 800.000 millones de euros anuales, que equivalen al 4/4,7% del PIB de la UE. Para comparar, la inversión en el marco del Plan Marshall fue del 1,0/2,0% del PIB. Ello implicará una reforma de los mercados financieros de la UE, toda vez que la inversión privada será necesaria. Si tuviera que resumir el informe, comenzaría con la idea de que la UE se está quedando atrás en un mundo que es cada vez más complicado. Las recetas se centra en unas cuantas ideas clave: invertir más, sobre todo en innovación; no perder el foco en nuestras acciones; acelerar la integración de nuestras industrias y activos. En fin, recordar que unidos somos más fuertes. Otros temas Tags DescarbonizaciónEEUUInforme DraghiInnovaciónInteligencia artificialMaterias primas críticasPolítica industrialUnión Europea Comentarios Emilio de Miguel Calabia el 23 dic, 2024