Ludmila Vinogradoff el 30 may, 2013 El poschavismo ha logrado algo que ni el mismo Hugo Chávez ha podido durante los 14 años que mandó en Venezuela antes de morir el 5 de marzo pasado. Y es el control absoluto de todos los canales de televisión con la compra de Globovisión, un fuerte bastión de la oposición, lo que significa una pérdida, por ahora, de su última ventana de expresión. La pérdida de un poderío, de una hegemonía comunicacional que ninguno de los presidentes venezolanos anteriores ha pensado siquiera en soñar. Sus herederos dan palos de ciegos porque recuerdo que el mismo Chávez nos decía que prefería tener a un periodista que le confrontara porque le daba intensidad a una entrevista a tener a un periodista complaciente que aburriera la conversación. Y es que la compra de Globovisión –dicen que detrás del empresario Juan Domingo Cordero estaría el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y no sabemos cuántos millones de dólares pagó por la empresa- le ha ahorrado al régimen un movimiento de protestas como el de Radio Caracas Televisión. Y es que sin “pegar un tiro” el chavismo ha logrado callar a la oposición, por ahora. Es decir, la pérdida de Globovisión no ha causado ninguna marcha de protesta como la que vivió el cierre de Radio Caracas Televisión hace seis años que tuvo que apagar su pantalla porque el gobierno no le renovó la licencia, la de Globovisón y vence en 2015. Pero las consecuencias políticas, económicas y sociales de la venta de Globovisión, aunque más silenciosa ahora, son las mismas que sufrió RCTV en su momento. Es decir, suspensión de programas y retirada de seguidores en las redes sociales a un promedio de 100.000 diarios. La corrida de anunciantes es inevitable. Las empresas se lo pensarán dos veces: si continuar en el canal del oficialismo o emigrar a Venevisión o Televen, los únicos dos canales privados que quedan que no son críticos con el gobierno de turno. Todos los programas críticos al gobierno han desaparecidos de Globovisión. Kiko Bautista, conductor de Buenas Noches, junto a otros tres periodistas, reconoció que le dolió salir de la cadena. El ex candidato opositor Henrique Capriles también fue suspendido. Sus actividades como gobernador del estado Miranda también fueron suspendidas en la cadena. Globovisíón ya es otra. Anticipando lo que iba a ocurrir con esa cadena de Guillermo Zuloaga, un grupo de inversores está proyectando un nuevo canal informativo independiente e internacional fuera de Venezuela para que pueda verse vía internet y cable, pero que por simple coincidencia se bautizaría con el nombre “Global Vision”. Más allá de su parecido con el anterior comprado, el nuevo canal o proyecto tendría su sede fuera de Caracas, porque por razones obvias el Ministerio del Poder Popular de Información y Comunicación no le daría permiso para operar en el país. Y aquí vale la opinión de analistas como Antonio Sánchez sobre la pérdida de Globovisión. Después de contar en su artículo de cómo cayó Augusto Pinochet luego de 17 años de dictadura, señala : ”de allí la apuesta de la historia: esa palabra que aventará a la tiranía no necesita de un canal de televisión: necesita fortaleza y comunicación vital. Esos oyentes, no deben conformarse con ver a sus comunicadores preferidos haciendo carantoñas: deben asumir el destino de la Patria en propias manos. Las tiranías no caen por el arrase de chicas del rating: caen por la legítima indignación de sus víctimas. Es el ejemplo que la primavera árabe dio. Es bueno recordarlo”, dice Sánchez. Otros temaspolítica Tags chavismocompra canaldiosdado cabelloglobovisionlibertad Comentarios Ludmila Vinogradoff el 30 may, 2013