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Blogs Aula de nutrición por Elisa Escorihuela

No todos los tápers son aptos para el verano

Elisa Escorihuelael

En los últimos años comer de táper ha ido ganando tanta popularidad que rara es la empresa que no se ha tenido que adaptar preparando áreas con microondas, neveras y todo lo necesario para que los trabajadores puedan comer con sus compañeros sin tener que salir. Sin embargo, hay muchos trabajos en los que no hay una sede fija, en los que se pasan muchas horas en la calle o conllevan muchos desplazamientos de coche. En estos casos, tenemos que tener mucho cuidado con la fiambrera.

La seguridad en el táper es lo más importante para evitar distintas infecciones provocadas por microorganismos patógenos, por lo que hoy te hablaré de los pasos a seguir para ser unos expertos a la hora de preparar nuestro recipiente: 

Una buena preparación, conservación y calentamiento en el momento de consumir nuestro táper es fundamental, sobre todo durante la época estival, cuando la llegada del calor puede complicar su conservación, rompiendo la cadena del frío y por lo tanto haciendo más favorable la proliferación de bacterias. Cuando preparemos nuestro táper es conveniente que siempre lo guardemos en la zona más fría del frigorífico hasta que lo saquemos por la mañana a la hora de ir al trabajo o clase, sobre todo si lleva algún alimento en crudo.  Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando se trate de alimentos recién cocinados, es mejor que los dejemos enfriar un poquito en la sartén, olla o recipiente que hayamos utilizado para evitar que si nuestra fiambrera es de plástico, haya una cesión de partículas del táper a la comida por las altas temperaturas, pero siempre teniendo cuidado de no pasarnos mucho de tiempo y es que cuando dejamos un alimento cocinado a temperatura ambiente, a medida que pasa el tiempo y desciende su temperatura los microorganismos empiezan a proliferar. Por eso siempre te recomiendo que mejor uses un táper de cristal.

También, tenemos que asegurar su transporte a la misma temperatura (esto es fundamental). Podemos utilizar bolsas o mochilas térmicas pero no vale que lo llevemos en el coche o en una bolsita por corto que sea el camino. El verano, debido a las altas temperaturas, es la época perfecta para que los microorganismos se reproduzcan a mayor velocidad, así que dejar nuestro táper al sol puede hacer que se dispare la temperatura de la comida, creando las condiciones perfectas para que se reproduzcan y, por lo tanto, que aumente el riesgo de toxiinfección.

Otra cosa que debemos saber es que no todos los alimentos son seguros para su transporte, hay algunas preparaciones como tartares, tatakis o carpaccios, que a pesar de que estén riquísimas y sean una opción genial para que el lunes sea menos lunes, es mejor que las reservemos para días que vayamos a comer en casa.

Con alimentos como los huevos, carnes, pescados y mariscos poco cocinados, sin olvidarnos de las salsas caseras que llevan huevo, nos arriesgamos a que bacterias como la Salmonella (que seguro que todos hemos escuchado hablar de ella alguna vez, sobre todo en verano), la Escherichia coli y la Listeria monocytogenes proliferen en nuestro táper.

Por este motivo también es mejor que no mezclemos alimentos cocinados con alimentos crudos. Parece muy obvio así dicho pero seguro que todos hemos preparado alguna vez una ensalada completa con la pechuga de pollo que nos ha sobrado el día de antes. En estos casos, es mejor llevar los alimentos separados para evitar la contaminación cruzada o que la proliferación de microorganismos se vea acelerada por el calor.

También es mejor que evitemos productos lácteos, factores como la luz o el calor, pueden favorecer el desarrollo de microorganismos que los acidifican provocando la desnaturalización de las proteínas, esto llevará consigo cambios en la textura, sabor  y olor, ocasionando también problemas gastrointestinales. 

Además, no solo por la seguridad de nuestro táper, también por cuestiones organolépticas, no todas las técnicas culinarias van a ser las más acertadas. Por ejemplo alimentos fritos o cocinados a la plancha no se van a conservar bien y en el momento de consumirlos van a estar muy secos o bien pueden llegar a enranciarse.

Tampoco las ensaladas o alimentos frescos previamente aliñados, es mejor que transportemos nuestro aliño a parte y condimentemos en el momento de comer, por seguridad microbiológica (para que evitemos la humedad y por lo tanto la proliferación de microorganismos) y porque seguro que a nadie nos gusta consumir una ensalada donde los alimentos están blandos.

Aún habiendo cuidado la preparación, conservación y transporte de los alimentos, si no se trata de una comida con alimentos frescos, como pudiese ser el caso de una ensalada, calentarlo en el microondas a una temperatura superior de  70 ºC (que es a la temperatura a la cual mueren la mayoría de microorganismos que crecen en los alimentos) va a asegurarnos que la fiambrera es muy segura. Este es otro de los motivos por los que en verano aumenta el riesgo de toxiinfección alimentaria, ya que aumentamos la ingesta de alimentos crudos, poco cocinados o los consumimos fríos o templados en días muy calurosos.

Elisa Escorihuela Navarro

Nutricionista y Farmacéutica

Nutrición

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