Con la llegada del verano y de las vacaciones, aumentan considerablemente los eventos sociales y las reuniones con amigos. Y es que cuando los días son tan largos y el buen clima acompaña, rechazar el plan de ir a una terracita a tomar algo fresquito con amigos parece casi imposible.
Sin embargo, estos planes suelen ir de la mano de bebidas alcohólicas, refrescos con azúcares, zumos embotellados… que pedimos muchas veces desde la inocencia creyendo que es la mejor opción para combatir el calor, pero hoy vamos a ver por qué esta teoría no es del todo cierta.
Seguro que a muchos de los que estáis leyendo esto, los días en los que las temperaturas aprietan, uno de los primeros deseos que os vienen a la mente es un sorbito de cerveza bien fresquita en una terracita frente al mar. Pero esto es todo lo contrario de lo que debemos hacer para combatir el calor.
Durante esta época, para prevenir problemas de salud como el golpe de calor, la hidratación es uno de los puntos más importantes que debemos tener en cuenta. Y las bebidas alcohólicas, igual que las azucaradas, provocan el efecto contrario.
Al consumir bebidas con alcohol, nuestra temperatura corporal aumenta e, inmediatamente, nuestro cuerpo como mecanismo de defensa empieza a sudar para regular la temperatura. Si a esto le sumamos que por su poder diurético, orinamos un poquito más y que un exceso puede causar irritación en el estómago acompañada de náuseas y vómitos, el riesgo de deshidratación aumenta. Además, hay que tener mucho cuidado con los baños, tanto en la piscina como en la playa tras su consumo, ya que el alcohol disminuye la capacidad motora y puede aumentar el riesgo de ahogamiento.
Otro punto a tener en cuenta es que, si eres un amante del deporte y aprovechas las vacaciones para aumentar tu rutina, es importante recordar que el alcohol influye directa y negativamente en la recuperación muscular y, por lo tanto, en el rendimiento del día siguiente.
Sin embargo, no solo debemos moderar el consumo de alcohol. Con las bebidas azucaradas y refrescos pasa algo similar, al tener elevada densidad calórica, también aumentan la temperatura corporal tras su consumo, favoreciendo la deshidratación. Aparte, nutricionalmente son un producto muy pobre. Únicamente nos aportan calorías vacías, teniendo la mayoría un alto contenido en azúcares añadidos, colorantes y/o edulcorantes, cosa que hace que un consumo prolongado de este tipo de bebidas se relacione con un mayor riesgo de padecer patologías como la obesidad, diabetes, hipertensión y dislipemia, entre muchas otras.
Claro está, que una cervecita, una copita o un refresco un día puntual no va a traer tantas consecuencias negativas, pero como en verano aumentan los planes al aire libre acompañados de bebidas fresquitas, es importante tenerlo en cuenta.
Alternativas ricas, refrescantes y, al contrario que las mencionadas anteriormente, hidratantes, no tienen por qué ser aburridas ni monótonas, hay infinidad de alternativas fáciles de preparar y muy económicas: aguas de sabores preparadas con trocitos de fruta o vegetales y algún toque con hierbabuena, tomillo o flor de jamaica, smoothies con fruta de temporada, granizados caseros, infusiones con hielo, tés fríos…
Seguro que se te ocurren mil ideas más. Hidrátate de forma más saludable y cuéntame cuál es tu agua de sabor favorita.
Elisa Escorihuela Navarro
Nutricionista y Farmacéutica
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