Imagina un material que pueda repararse a sí mismo después de que una bala pasa a través de él. Pues no es algo que sólo pueda verse en el cine. Ya es una realidad. Pueden hacerlo los polímeros.
Esta palabra, que viene del griego, significa literalmente muchos (poly) segmentos (mero: segmento). Los polímeros son macromoléculas (generalmente orgánicas) formadas por la unión de otras moléculas más pequeñas a las que se denomina monómeros (un solo segmento). Algo así como las estructuras que pueden formarse con los bloques del Lego.
En la naturaleza hay muchos polímeros naturales, como el almidón, la celulosa, la seda o el propio ADN, que contine la instrucciones genéticas de los organismo. Nosotros hemos aprendido a imitarlos y así han surgido el nailon, el polietileno y la baquelita.
Hasta ahora estos polímeros artificiales estaban diseñados para reparar únicamente los defectos muy pequeños. Sin embargo, ahora un grupo de investigadores han mejorado las propiedades de “autocuración” de los polímeros hasta el punto de que pueden parchear automáticamente agujeros de 3 centímetros de diámetro.
El reto para lograrlo era encontrar una manera de transportar los líquidos reparadores a los sitios dañados en un material y hacer que se permanecieran allí el tiempo suficiente para que tengan lugar las reacciones químicas que se producen y que los endurecen. Para lograrlo diseñaron una red de canales a modo de venas con líquidos especiales que circulan a través de los polímeros. De esa manera, cuando el material está dañado, una mezcla de esos líquidos “cicatrizantes” rápidamente forma un gel en el punto dañado. Algo que recuerda la forma en que las plaquetas de la sangre se amontonan en las heridas para evitar el sangrado.
Los investigadores utilizaron este método para llenar los agujeros de un diámetro mayor de 35 milímetros en un material polímero, en sólo 20 minutos. Con ello lograron que el material recuperara aproximadamente el 62% de su fuerza original.
Este avance abre el camino para otros materiales poliméricos que son capaces de repararse a sí mismos después del daño catastrófico producido por impactos de balas, bombas o cohetes. O, en otras aplicaciones de “andar por casa”, o hablando con más propiedad, por las carreteras, esta capacidad podría servir para que los neumáticos se reparen solos. En la fabricación de neumáticos se utiliza cauchos sintéticos, que son polímeros. El más utilizado es el polbutadieno, que se obtiene mediante la polimerización de 1,3-Butadieno.
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