Gonzalo Jiménez Tapia el 13 feb, 2022 Rodeados por más de cuarenta veleros y buques pusimos rumbo al Pireo, con gran alegría y entusiasmo por empezar a navegar. Los pitidos del chifle anunciaron el inicio de la maniobra general para arriar las velas. En este caso, los cangrejos, las velas triangulares bajas de los palos. Es un espectáculo admirable que he visto desde dentro del buque. Los guardiamarinas, marinería y contramaestres se esfuerzan para fijar las cuatro velas mientras salen del puerto de Cádiz. Pasados los minutos, los veleros que nos acompañan van desapareciendo y Elcano se reencuentra en solitario con el mar. A cinco nudos y con las velas recogidas para cruzar el estrecho, los guardiamarinas tienen sus primeras conferencias sobre guardias de mar, que, desde hoy, realizarán por puntos estratégicos del bergantín como el puente o la cubierta. Ya en plena noche atravesamos las columnas de Hércules que nos abre las puertas del Mediterráneo, un mar que nos recibe en calma este primer domingo de navegación. Otros temas Comentarios Gonzalo Jiménez Tapia el 13 feb, 2022
«El comandante es la cabeza visible […], pero sin las otras personas que trabajan mucho, mi labor no serviría para nada»