Cada vez que me subo a un avión pienso en qué frase póstuma me gustaría dejar escrita, qué última idea o sentimiento me gustaría que hablara de mí una vez muerto.
He ido con el tiempo trabajando esta frase, descartando palabras y añadiendo otras, pero nunca quedaba satisfecho. Hasta ayer, que volando hacia Madrid se me ocurrió, de golpe y entera, la frase que mejor explica la idea de felicidad que me gustaría legaros cuando muera.
Es una frase que refleja que la vida es extraordinaria, que vivimos mejor que nunca, que tenemos más prestaciones de las que merecemos, y que nuestro mundo está lleno de oportunidades para quien quiera aprovecharlas.
Después de años de pensar en una frase que fuera a la vez cierta y bella, se me ocurrió por fin ayer, de golpe y perfecta. Una frase breve y mágica para explicar lo afortunados que somos de vivir en este año y en esta España, en este clima amable, en este país que funciona admirablemente y que tiene los mejores restaurantes del mundo, los mejores equipos de fútbol, y un ritmo vital suave de aperitivos y terrazas.
Es una frase redonda para definir el estado de ánimo de la felicidad y todos los motivos del agradecimiento. Es una frase que concreta la alegría de estar vivo, como un credo. Cuando ayer se me ocurrió, a punto de volar hacia Madrid, la escribí enseguida, y justo antes de despegar se la mandé a mi querido amigo Ignasi Barba para que la difundiera en caso de accidente.
Y la frase es: “Por mí no os preocupéis, morí escuchando a Julio Iglesias”.
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