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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Esto no es un cartel

Esto no es un cartel
Pablo Delgado el

No me canso, ni me cansaré en reseñar al gran Isidro Ferrer (Madrid, 1963). Desde Huesca, el premiado diseñador/ilustrador ofrece al diseño gráfico en España su impronta personal, con magníficos diseños, grandilocuentes e ingeniosos en donde la teatralidad de sus composiciones generan un mundo nuevo en un contexto diferenciador y evocador, además de ser generador de una gran carga funcional, su trabajo hace que el receptor despierte de su letargo visual. Ese contexto sirve de excusa para que Isidro saque el máximo partido de los objetos que nos rodean a los que dota de una nueva vida y significado, generando así una segunda oportunidad ante la función que le da su creador. Diseñador que exprime al máximo y con éxito dicha diferenciación, principalmente con un «lenguaje propio» y muy reconocible, forma metáforas visuales envueltas en grandiosos significados. Mundos creados alrededor de una imagen diferente en la que los recursos literarios -además de la mencionada metáfora-, se dan cita también con la paradoja, la analogía, la ironía, la elipsis o la metonimia, que en algunos casos son utilizados para expresar ideas o contenidos gráficos que se convierten finalmente en mensajes envueltos en una evocadora poesía visual de gran calado.

Un diseñador que hace posible lo imaginado, sin olvidar que en ese imaginario subyacente existe un alto componente funcional que utiliza el cartel como unos de sus máximos exponentes de comunicación visual. Un cartel no como elemento artístico sino como comunicador visual. La creación de imágenes conceptuales es su método de diseño importante. El cartel considerado como el líder en la tendencia en desarrollar un enfoque agradable estéticamente, huyendo del mundo sombrío de la tragedia y la remembranza para entrar en un mundo brillante y decorativo de figuración, utilizando casi como algo fortuito un collage que crea diseños tendiendo a la metafísica y el surrealismo.

Con la exposición Esto no es un cartel de Isidro Ferrer, el Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social de la Universidad de Zaragoza ha abierto sus puertas hasta el 12 de enero de 2019 para reconocer el gran trabajo del diseñador/ilustrador. La exposición, reúne 170 carteles desde el año 2000 hasta hoy. Una ocasión excepcional para ver en directo el trabajo y al evolución de unos de los mejores diseñadores de nuestro país e incluso de disfrutar de los objetos físicos que han formado parte del imaginario de Isidro Ferrer y que han sido protagonistas excepcionales de sus carteles.

Si no hay ocasión de desplazarse hasta la Universidad de Zaragoza, se puede adquirir el catálogo de la muestra editado por Prensas de la Universidad de Zaragoza, en el que a modo de «visita» guiada a través de los textos de Isidro Ferrer, podemos ver su evolución cartel a cartel desgranando toda una trayectoria visual y un enfoque estilístico del significado del soporte en el que un estilo se manifiesta de forma contundente e inconfundible. Así a través de este soporte podemos deleitarnos con las múltiples facetas que convergen en su trabajo: ilustración, diseño, fotografía, poesía, tipografía, etc. Trabajos de un marcado carácter duschampiano en el que incorpora el ready made y el objet trouvéUn cartel para Isidro Ferrer «es un territorio de relación entre dos polos de la comunicación: la imagen y la palabra». El cartel traspasa los límites que son comunicativos y se multiplica en infinidad de aspectos.

«En diseño se concede un alto valor al razonamiento lógico y apenas ninguno a lo que los griegos denominaban metis y que es lo más parecido a un razonamiento útil, una mezcla entre intuición y olfato».

«El cartel de teatro es el prólogo de la obra. Nos aproxima desde la imagen al contenido de la pieza dramática, pero el cartel también es el epílogo, lo que se fija en la memoria tras la representación. A la función le antecede el cartel, tras la función, queda el cartel».

«El arte señala aquí, el diseño indica allí. El diseño desplaza el foco fuera del territorio de la complacencia. No puede ser de otra forma. Me gusta rellenar de intención y sentido la distancia que separa aquí de allí.»

El catálogo se compone además con textos de Grassa Toro y de la historiadora del diseño Raquel Pelta, que nos muestra en su texto una didáctica enriquecedora que todo diseñador debería leer y mantener sobre lo que es y ha sido el cartel. Pelta nos acerca a la historia del cartel cono opiniones del diseñador Felix Pfäffli, en la que define el cartel como algo más «que un serie de colores sobre un soporte de papel proque las características que lo han definido durante décadas han sido una serie de principios de diseño aún vigentes: claridad, impacto visual e inmediatez, que ‘siempre tendrán un lugar en la comunicación visual’. Si estos principios continúan siendo válidos, también lo es la idea de que el cartel es un medio de comunicación, aunque ya no exclusivamente ‘entre el comerciante y el público’, como decía Cassandre e el texto citado».

Afirma Pelta que el «abandono del lenguaje convencional está devolviendo al cartel la conexión que, al menos durante el final del siglo XIX y hasta mediados del XX, tuvo con las artes -más concretamente las visuales-, de las que en sus comienzos modernos tomó numerosos préstamos, aunque sin caer nunca en ele academicismo ni dejar de lado la vocación de comunicar. Si bien ya no siempre es un reflejo de las tendencias artísticas del momento, como lo fue antaño, todavía continúa difundiendo buena parte de las ideas estéticas de cada época y se podría decir que, actualmente, está recuperando los valores artísticos que tuvo en ciertas etapas de su pasado».

Imágenes conceptuales ilustrativas de gran fuerza expresiva que salen de una atenta mirada al exterior y también al interior, que seducen y están dotadas de una variedad de registros, hacen que el cartel ya no sea necesario que genere «un grito en la pared» sino que ahora expresa un eco visual que llega a la gente adecuada. Ferrer cuida al máximo su dimensión estética, captando la atención del espectador que ya no necesita por las nuevas formas de comunicación ver el cartel como un transmisor de información, sino que lo aprecia con esa nueva dimensión estética en la que se estimula su imaginación y por lo tanto su interés a través imágenes que expulsan sensaciones y conceptos funcionales.

El catálogo está formado por un cartel por año, desde el 2000 hasta hoy se aglutinan 211 carteles que forman una antología gráfica esencial para el reconocimiento del buen diseño. Desde el candidato a ser el primero en la trayectoria profesional de Isidro hasta 1999. Mencionar también la publicación que se encuentra inserta titulada Actuar, un pequeño ensayo acerca del cartel como acción más allá del análisis del objeto.

En definitiva, la obra de Isidro Ferrer se ha dotado de una modernidad artística donde reivindica que cada creación debe ser fiel a su propio medio. Una pureza en el diseño que es garantía de calidad desprovista de cualquier referencia que no se abstracta, surreal o incluso psicológica. Creador de imágenes que formulan un diálogo que funciona como mero intercambio de significados y como estructura relacional en términos de simultaneidad semántica entre arte y función.

Esto no es un cartel // Isidro Ferrer (comisario) / Carlos Grassa Toro (comisario) // Prensas de la Universidad de Zaragoza // 20 euros

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