En noviembre de 2002 se hundió el Prestige frente a las costas de Galicia, causando una enorme catástrofe ecológica. El Partido Socialista, entonces en la oposición, realizó una de las mayores movilizaciones políticas contra el Gobierno de la última década, primero, por no haber evitado el hundimiento del barco y, segundo, porque Aznar y sus ministros no estuvieran en el lugar mismo de los hechos dirigiendo la operación de rescate del barco.
Ahora, el desastre económico es de tales dimensiones que toda España se ha convertido en un Prestige. En opinión de algunos reputados economistas, si nos instalamos en una prima de riesgo alrededor de 400, hemos cruzado la línea roja y estamos ante el abismo económico. Según el economista Luis Garicano, hoy, en ABC, “La situación española es extremadamente preocupante” y, de seguir en esta línea, “haría imposible la recuperación de la economía española”. Según cálculos del BBVA, cada 100 puntos básicos de escalada de nuestra prima de riesgo suponen una destrucción de unos 160.000 empleos y el 1,2% del PIB anual.
A pesar de todo lo anterior, Zapatero se fue ayer de vacaciones a Doñana, y Blanco, el portavoz del Gobierno, declaró que el nuevo récord de la prima de riesgo estaba previsto y no había razones para alarmarse.
El Gobierno ha necesitado otras veinticuatro horas para reaccionar y Zapatero acaba de anunciar su regreso de Doñana y la convocatoria de una reunión esta misma tarde. ¿Para tomar alguna medida? ¿O para declarar nuevamente que no hay motivos para la alarma, digan lo que digan los analistas?
Crisis económica