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Blogs Ventana al cerebro por Cátedra en Neurociencia

Una vida reproductiva larga y el embarazo disminuyen el riesgo de deterioro cognitivo

El estudio, sin embargo, no demuestra que una menor exposición a los estrógenos aumente el riesgo de deterioro cognitivo

Una vida reproductiva larga y el embarazo disminuyen el riesgo de deterioro cognitivo
Cátedra en Neurociencia el

Por Marina Díaz Wallach, alumna del Máster en Neurociencia de la UAM

Las mujeres con mayor exposición a estrógenos a lo largo de su vida podrían tener un menor riesgo de enfermedad cerebral de vasos pequeños, un factor de riesgo de deterioro cognitivo y demencia, según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Sherbrooke, en Canadá, publicado en la revista Neurology.

Este estudio proporciona evidencias sobre la asociación entre la mayor exposición a estrógenos a lo largo de la vida y un menor riesgo a padecer enfermedad cerebral de vasos pequeños, aunque no muestra que el hecho de padecer la enfermedad sea consecuencia de una menor exposición a las hormonas sexuales femeninas, advierten los investigadores, liderados por Kevin Whittingstall.

Los estrógenos son las hormonas sexuales femeninas implicadas en el control de la ovulación, la preparación para la fecundación y la implantación, así como efectos importantes sobre el metabolismo de minerales, carbohidratos, proteínas y lípidos.

Trabajos previos han demostrado que las tasas de enfermedad cerebrovascular aumentan después de la menopausia, lo que a menudo se atribuye a la ausencia de estrógenos. Sin embargo, se desconocía si la exposición a las hormonas femeninas antes de la menopausia pueden abrir una ventana de protección después de la menopausia.

Y eso es precisamente lo que han tratado de averiguar desde la Universidad de Sherbrooke: si la exposición acumulada a lo largo de la vida a las hormonas sexuales femeninas puede extenderse después de la menopausia y proteger a las mujeres con una vida reproductiva más larga y mayor número de embarazos de la enfermedad de pequeño vaso cerebral.

Para ello han contado con 9.000 mujeres posmenopáusicas del biobanco del Reino Unido con una edad promedio de 64 años y sin enfermedad de pequeño vaso al inicio del estudio liderados.

EXPOSICIÓN ACUMULADA A ESTRÓGENOS

Este estudio dirigido por el doctor Kevin Whittingstall, una de cuyas líneas de investigación son las enfermedades neurodegenerativas, ha estimado la exposición acumulada de los estrógenos a lo largo de la vida de las participantes a partir de la duración de la vida reproductiva de las mujeres, es decir, el número de años transcurridos entre la primera menstruación y la menopausia, a los que se han sumado el número embarazos que han tenido a lo largo de la vida. Se tuvo en cuenta también la exposición hormonal exógena, medida por la toma de anticonceptivos orales y la terapia de reemplazo hormonal para regular los síntomas de la menopausia.

La existencia de enfermedad cerebral de pequeño vaso en estas mujeres se evaluó mediante resonancia magnética, midiendo las hiperintensidades de la sustancia blanca del cerebro, un biomarcador común de la salud vascular del cerebro, que indica lesión en la sustancia blanca cerebral.

Tras analizar los resultados obtenidos y ajustar factores como la edad, el tabaquismo y la presión arterial, la doctora Samantha Cote, primera autora del estudio, señala que encontraron una asociación entre una mayor exposición a hormonas sexuales femeninas endógenas y un menor volumen de hiperintensidad de la materia blanca, y, por lo tanto, un menor riesgo a padecer la enfermedad cerebrovascular. Por el contrario, no encontraron relación significativa entre el nivel de anticonceptivos orales y terapia de reemplazo hormonal, es decir, el nivel de hormonas exógenas, y el riesgo de enfermedad.

LIMITACIONES DEL ESTUDIO

Sin embargo, los autores reconocen que una de las limitaciones de este estudio es que la información sobre la vida reproductiva se recopiló basándose en la memoria de las mujeres participantes para recordar los eventos relacionados con su vida reproductiva, como la fecha de aparición de la primera regla (menarquia) y la de la última menstruación, que marca el comienzo de la menopausia. Y es posible, advierten los investigadores, que las participantes no los recordaran con precisión y hayan cometido errores.

De ahí que lo máximo que pueden concluir es que parece haber una “asociación” entre la duración de la vida reproductiva de las mujeres participantes, es decir, entre el número de años que han estado menstruando, más el número de meses que han estado embarazadas en total a lo largo de su vida, y un menor riesgo de padecer la enfermedad cerebral de vasos pequeños. Cuanto más se alarga la vida fértil y mayor sea el número de embarazos, menor sería el riesgo de padecer la enfermedad del pequeño vaso y sus consecuencias (deterioro cognitivo y demencia).

ESTRÓGENOS Y SALUD CEREBROVASCULAR

La enfermedad cerebral del pequeño vaso, una causa común de demencia vascular, es una patología del sistema nervioso central debida a un inadecuado funcionamiento de los vasos sanguíneos cerebrales de pequeño calibre. A causa de esto, se pueden producir pequeños infartos cerebrales (microinfartos) y lesiones de la sustancia blanca que se pueden observar en una resonancia magnética.

Con la menopausia aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular porque los ovarios dejan de producir estrógenos. Y esta hormona, además de las funciones antes mencionadas, puede evitar que los vasos sanguíneos se estrechen, además de contribuir a un balance sano entre el colesterol bueno y el malo. Sin estrógenos, es posible que el colesterol comience a acumularse en las paredes arteriales, con el consiguiente aumento del riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular

En este estudio participaron más de 9.000 mujeres postmenopáusicas de Reino Unido, con una edad promedio de 64 años y sin enfermedad de vasos pequeños al inicio del estudio. Tras realizar diferentes preguntas a las participantes en el estudio sobre su salud reproductiva, se calculó la exposición hormonal endógena, medida por los años de embarazo y la duración del periodo reproductivo, y la exposición hormonal exógena, medida por la toma de anticonceptivos orales y la terapia de reemplazo hormonal para regular los síntomas de la menopausia. Una de las limitaciones del estudio fue que la información obtenida sobre los factores reproductivos de las participantes dependía de su capacidad para recordar estos eventos, y es posible que hayan cometido errores.

 

 

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