Por Anna SofÃa Castells Nieto
Una terapia génica ha logrado reactivar la función de las células que hacen posible la visión de los colores, denominadas conos, en la retina en 2 niños que nacieron completamente ciegos al color debido a la acromatopsia que padecÃan, según un estudio dirigido por investigadores del University College of London (UCL). El estudio se ha llevado a cabo paralelamente a un ensayo clÃnico de fase I/II en niños con acromatopsia, utilizando una nueva forma para evaluar si el tratamiento modifica las vÃas neuronales especÃficas de los conos.
Los resultados, publicados en la revista Brain, permiten albergar la esperanza de que el tratamiento esté activando eficazmente vÃas de comunicación entre la retina y el cerebro previamente inactivas, aprovechando la naturaleza plástica del cerebro adolescente en desarrollo.
La acromatopsia está causada por variantes patológicas un gen. Afecta a los conos, uno de los dos tipos de fotorreceptores del ojo. Como los conos son los responsables de la visión del color, las personas con acromatopsia perciben el mundo únicamente a través del otro tipo de fotorreceptores, los bastones, que sólo permiten la visión en una escala de grises, por lo que no pueden percibir los colores. Además las personas con acromatopsia tiene una visión muy pobre en general y les incómoda la luz brillante (fotofobia).
“Despertando células latentes”
Aunque los fotorreceptores del color, los conos, no envÃan señales al cerebro, muchos siguen presentes, por lo que los investigadores han estado intentando activar estas células que permanecen inactivas. La acromatopsia congénita que padecÃan estos dos niños incluidos en el ensayo clÃnico, denominada CNGA3, es una enfermedad hereditaria congénita en la que los tanto los conos (fotorreceptores) como las fibras aferentes, que conducen las señales al cerebro, se conservan pero no funcionan. Lo que convierte a este tipo de acromatopsia en un buen modelo para estudiar la plasticidad visual cortical.
El éxito de la terapia de sustitución génica en modelos animales de acromatopsia habÃa suscitado grandes esperanzas de tratamiento clÃnico, aunque no se habÃa determinado si estas terapias podrÃan hacer funcionales de nuevo los conos en el cerebro humano, ni cómo. En este trabajo, que forma parte de la tesis doctoral de la investigadora Mahtab Farahbakhsh, se ha utilizado un novedoso enfoque multimodal, que ha permitido demostrar por primera vez que la terapia génica puede activar con éxito las vÃas mediadas por conos latentes en niños con acromatopsia.
Terapia Génica
Los investigadores midieron la función cortical y visual de los conos antes y después de la terapia génica en 4 pacientes pediátricos, evaluando el cambio relacionado con el tratamiento frente a datos de referencia de 9 pacientes no tratados y 28 participantes con visión normal.
La terapia génica se aplicó a uno de los ojos de cada uno de los cuatros niños con acromatopsia (entre 10 y 15 años) participantes en el ensayo, lo que permitió a los médicos comparar la eficacia del tratamiento con la del ojo no tratado.
Entre seis y catorce meses después del tratamiento, 2 de los 4 niños tratados mostraron fuertes indicios de señales nuevas mediadas por conos en la corteza cerebral visual, con un patrón retinotópico que no estaba presente en la acromatopsia no tratada y que es muy poco probable que surja por casualidad. Y lo que es más importante, destacan los investigadores, “este cambio fue acompañado de una mejora significativa en las medidas psicofÃsicas de la función visual mediada por los conos“.
Estas mejoras fueron especÃficas del ojo tratado y proporcionan pruebas sólidas del éxito de la lectura y el uso de la nueva información mediada por conos. “Estos datos demuestran por primera vez que la terapia de sustitución génica en la acromatopsia dentro del periodo plástico del desarrollo puede despertar vÃas de señalización de conos latentes tras años de deprivación sensorial. Y revela una plasticidad neuronal sin precedentes en el sistema nervioso humano en desarrollo muy prometedora para las terapias regenerativas emergentes”, destacan los investigadores.
“Ver cambios en mi visión ha sido muy emocionante, asà que estoy deseando ver si se producen más y hasta dónde puede conducirme este tratamiento en el futuro. En realidad es bastante difÃcil imaginar qué o cuántos efectos podrÃa tener una gran mejora de mi visión, ya que he crecido con baja visión y me he acostumbrado a ella, y me he adaptado y superado retos, con mucho apoyo de los que me rodean, a lo largo de mi vida”, explica uno de los dos niños que experimentó mejorÃa en su visión.Â
Esperanza para otros defectos de visión
En palabras de la Dra. Tessa Dekker, del Instituto de OftalmologÃa del UCL, que ha liderado este trabajo pionero: “Es el primero que confirma directamente la especulación generalizada de que la terapia génica ofrecida a niños y adolescentes puede activar con éxito las vÃas latentes de los conos fotorreceptores y provocar señales visuales nunca antes experimentadas por estos pacientes. Estamos demostrando el potencial de aprovechar la plasticidad de nuestros cerebros, que pueden ser particularmente capaces de adaptarse a los efectos del tratamiento cuando las personas son jóvenes“.
Los investigadores señalan que no pueden confirmar si el tratamiento fue ineficaz en los otros dos participantes en el estudio, si puede haber habido efectos del tratamiento que no hayan sido captados por las pruebas que utilizaron, o si los efectos son retardados y podrÃan manifestarse con posterioridad y seguir evolucionando con el tiempo.
“TodavÃa estamos analizando los resultados de nuestros dos ensayos clÃnicos, para ver si esta terapia génica puede mejorar eficazmente la visión cotidiana de las personas con acromatopsia. Esperamos que con resultados positivos, y con más ensayos clÃnicos, podamos mejorar mucho la vista de las personas con enfermedades hereditarias de la retina“, indica la primera autora del estudio, Mahtab Farahbakhsh.
Al menos otro grupo esta trabajando en la misma lÃnea, aunque con adultos, y lograron una ligera mejorÃa en los participantes, según el trabajo publicado en 2021 en el Journal de Neuroscience, que dejaba abierta la puerta, según las investigadoras del Hospital Hebreo de Jerusalén, a la posibilidad de que, al menos hasta cierto punto, la corteza del adulto también pueda ser capaz de codificar nuevos datos. Â
¿Por qué?