Por Marina Díaz Wallach, alumna del Máster en Neurociencia de la UAM
Concepción Serrano López-Terradas (Madrid, 1979) es científica titular del Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC) desde el 2017, y pertenece al grupo de Materiales para la Medicina y Biotecnología (MaMBIO). Su investigación se centra en el uso de biomateriales (materiales que interactúan con los sistemas biológicos) para regenerar la médula espinal. Participa y coordina proyectos a escala mundial y está muy implicada en la divulgación científica.
¿Tiene el sistema nervioso central capacidad de regenerarse por sí mismo?
Yo creo que sí, pero tal y como ocurre el proceso de respuesta del tejido después de una lesión, digamos que esos programas se quedan dormidos o paralizados. Lo que sí creo es que hace falta desarrollar herramientas que le digan al sistema nervioso central dañado que hay que volver a crecer. A lo mejor no podemos regenerar todo, pero podemos tirar de cierta capacidad de regeneración latente con herramientas que reprogramen el sistema. No vamos a ser nosotros los que tengamos que ponerle una neurona, metida en nuestro material, al sistema nervioso. Van a crecer cosas y van a ser capaces de generar reconexiones, o eso quiero pensar. Pero hay que demostrarlo. El sistema nervioso solo necesita un empujoncito, lo que no tenemos es ni idea de cuál es el empujoncito ni de donde hay que darlo
¿Sirve cualquier biomaterial para reparar la médula espinal?
Probablemente no, y ahí es donde está la dificultad. ¿Cuál es el correcto? Ni idea. Probablemente haya varios, porque lo que sí es cierto es que no va a ser un elemento único, va a ser una combinación de un determinado biomaterial con una topografía concreta en el que hemos dopado un número de partículas. Y, además, le hemos añadido un factor “x”. Todo esto combinado sí que puede brindar la oportunidad de ver al sistema nervioso central regenerarse.
¿Cómo interaccionan los biomateriales con nuestras células?
Depende del biomaterial del que estemos hablando, las interacciones pueden ser muy variadas. No solo tenemos que preocuparnos por cómo interaccionan con los componentes del sistema nervioso, además tenemos también los componentes de la sangre, porque el sistema nervioso está vascularizado. Y el sistema inmune también está por todos partes: en la sangre, por supuesto, pero también en el sistema nervioso tenemos la microglía, las células de defensa, que están vigilando. Tenemos además otros tejidos circundantes como la musculatura y las células del hueso, por ejemplo.
¿Cuándo crees que podremos ver la reparación de la lesión medular en humanos?
Espero que antes de jubilarme. Yo confío en que existe la cura y que el ser humano va a ser capaz de encontrarla. También creo que es posible que encontremos varias vías para repararla, es decir que haya varias aproximaciones. La comunidad científica que trabaja en intentar reparar la médula espinal está usando distintos enfoques y, dependiendo de cómo sea la lesión medular, sea mejor utilizar una aproximación más basada en la electrónica o más basada en biomateriales.
¿Cuál ha sido su mayor aportación a la ciencia?
Yo me siento muy orgullosa de los trabajos con el grafeno, porque fueron bastante pioneros. Fue una época en la que empezaba a estudiarse el grafeno para aplicaciones bio, pero, por ejemplo, en sistema nervioso central eran muy escasos los trabajos que existían. Luego al final todo tiene su contribución. Yo creo que el científico tiene que vivir con la idea de ir aportando pequeños granitos de arena, que van a hacer una montaña que va a tener consistencia y cada granito va a ayudar a tantas personas que al final la contribución va a ser muy grande. Hay que ser generoso.
¿Considera que es importante la divulgación científica?
Es fundamental porque esto es todo un círculo. Yo no he nacido científica, y me han ayudado cientos de personas científicas a lo largo de mi carrera. Por tanto yo tengo una deuda que tengo que pagar, y la tengo que pagar con las nuevas generaciones. Y esto es precisamente lo que mantiene la ciencia viva. No hay genios locos que se construyan solos. Algún genio hay, pero a todos nos han ayudado. Einstein no escribió la teoría de la relatividad solo, también tuvo aportaciones, empezando por la de su mujer.
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