Se acabaron ya las declaraciones políticamente correctas. Es Rossi el que ha roto siempre la corrección y la deportividad con sus ataques a todos los rivales que le han vencido. Ya está bien de guardar la diplomacia. Marc Márquez lo ha dicho muy claro. Con respeto, pero sin ese miedo escénico a pasarse. Ha soportado demasiadas cosas, patadas del italiano incluidas. El niño predilecto de Cervera ha manifestado que el gran reto de su carrera es igualar o superar los nueve títulos de Rossi en el Mundial. El chico que soñó con ser el mejor piloto del mundo desde el biberón afirma que su objetivo es igualar o superar los siete entorchados de Valentino en MotoGP.
Lo que es penoso es que el único piloto que puede superar la carrera de Valentino sea silbado en los circuitos porque el italiano ha creado artificialmente un ambiente en contra de su único gran rival. Y como sabe muy bien que Márquez le puede ganar, siempre le ha echado a la afición mundial en contra. Esto es inadmisible. Así es Valentino. Denigra al que es superior a él. Pero Márquez camina para superar su leyenda y contra eso no hay patadas que valgan.
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