El Mundial de MotoGP se presenta emocionante. La cilindrada reina se define por un duelo entre las dos grandes escuderías japonesas, Yamaha y Honda: Lorenzo, Rossi y Viñales frente al “Team Márquez”, el equipo español de HRC, bicampeón del mundo en 2019.
Jorge Lorenzo es el probador de Yamaha para mejorar la M1, beneficiar a su “amigo” Valentino, y conseguir una montura que destrone a la saga Márquez, especialmente a Marc, que suma cuatro coronas consecutivas al más alto nivel y seis en total.
El mallorquín es el único que ha sabido derrotar a Marc desde que el ilerdense subió a MotoGP en 2013, con dos cetros universales consecutivos como estreno y consolidación. Jorge le superó en 2015, con Yamaha, tras una temporada convulsa de Márquez, que perdió el título por varias caídas, entre ellas la de Argentina. Era esa clase ambiciosa la que le derrotó. Quería ganar siempre y a veces no se daba cuenta que era mejor puntuar y subir al podio. Lo aprendió mucho más tarde, a fuerza de estos golpes, riesgo que no le impidió conquistar de nuevo el título en 2016 sin variar su estilo. A partir de 2017 aprendió a calcular. Y sumó otros tres entorchados. Yamaha viene ahora a derrocarle con Lorenzo como jefe del test de la M1.
Viñales es el hombre ideal para Yamaha en esta lucha para destronar a Márquez. Rossi lo sabe y es segundo plato. A sus 41 años no tiene físico para aspirar al título. Fabio Quartaro es el otro arma de la casa azul para el futuro. Fichado en el equipo satélite, el año pasado ya plantó gran batalla a Marc en Japón, en Indonesia y en Valencia, hasta la última vuelta. En 2021 ascenderá al primer equipo Yamaha y Valentino deberá decidir si corre en el segundo “team” o cuelga el mono y se dedica a dirigir los equipos que tiene en el Mundial.
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