El Mundial de Motociclismo 2016 ha comenzado. Los pilotos han probado sus motos y sus nuevos neumáticos Michelín en Sepang. El cambio de gomas revoluciona la parrilla, tras el imperio Bridgestone. Y la colocación de una centralita electrónica similar para todas las monturas, las ricas y las de bajo coste, iguala el campeonato. Todas las máquinas llevarán la centralita Magneti Marelli. Con ella, las Ducati ascienden un escalón en la pelea contra Honda y Yamaha, porque es la escudería líder en electrónica desde que Stoner creó la bala roja ganadora en 2007. Pero la gran noticia es Lorenzo y su M1. El español, campeón del mundo vigente, se siente mucho más a gusto con las carcasas de Michelín, que le permiten desgastar mejor la goma trasera. A Rossi le iban bien los Bridgestone y el regreso de Michelín permitirá a Jorge Lorenzo exprimir todo su potencial. El balear gasta mucho la rueda trasera en su pilotaje y ahora podrá utilizar el neumático duro a gusto sin resentirse en su rendimiento en pista.
Los primeros entrenamientos han demostrado que Lorenzo toma la delantera para defender su corona y conseguir la cuarta en su palmarés. Mientras Rossi solo le dice hola y ciao como falso compañero de equipo, mientras Valentino tampoco habla con Márquez, después de tirarle hace cinco meses, Jorge le ha dicho al italiano que el título conquistado hace unos meses no fue cuestión de suerte, como tampoco lo fueron los ganados en 2010 y 2012.
El hijo de Chicho le ha dejado claro a Rossi que ya está bien de culpar a los demás de sus graves errores, como aquel topetazo a Márquez para echarle de la carrera. Le ha expuesto en la pista, con cronos, que respete el nivel y la calidad de los campeones españoles, que son él y Marc. Y que se olvide de echarles a la afición italiana e internacional en contra. Ya está bien. Ya basta.
Lorenzo ha presentado su candidatura a celebrar su cuarto entorchado. Quiere demostrar que es el número uno de una época, en bonito combate con Márquez, el otro estandarte de la segunda década del siglo XXI. Jorge acabó con el mito de Rossi en 2010, al ganar el Mundial con la moto creada por el de Urbino, y este año piensa darle la puntilla. Más que todo, por sus argucias mediáticas para eludir su culpabilidad y echar las culpas a otros.
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