No nos engañemos por escuchar que un chico como Andreas Pérez ha muerto en Montmeló con 14 años. Todos los campeones se forman muy jóvenes, desde niños. Nadal jugaba al tenis casi desde el vientre de su madre. Jorge Lorenzo y Marc Márquez, como casi todos los pilotos que ves hoy en el Mundial, comenzaron a los tres años en las minimotos. Es la realidad. Si quieres triunfar, debes comenzar casi con el biberón y con padres y entrenadores muy exigentes desde el comienzo, porque no es un juego, es una aspiración a ser un campeón, a ser el nuevo Márquez.
Es curioso, los muchachos como Andreas dicen que quieren ser Márquez, no Rossi. Es lo que se ha ganado el italiano con su antideportividad manifiesta y suprema. Andreas murió por querer ser el futuro campeón. Solo podemos decir: un abrazo a la familia y a Raúl Romero, su director, creador de pilotos.
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