Dos españoles se juegan el título mundial de MotoGP por primera vez en la historia. Hace veinte años sería impensable que dos compatriotas pudieran aspirar a la máxima corona del motociclismo. Ángel Nieto se partiría de risa de haber escuchado aquello. En el siglo XXI todo ha cambiado. La revolución del motociclismo español, comenzada en los años noventa, permitió que Crivillé luchara por el primer trofeo de las dos ruedas desde 1995. Lo ganó en 1999. Fue el pionero de lo que vino después. Gibernau peleó por el laurel en 2003, 2004 y 2005. Pedrosa tomó su relevo. Y Lorenzo llegó en 2008. Dos años más tarde, el mallorquín celebró el segundo título para España. Hoy, Dani y Jorge compiten por el tercer entorchado en MotoGP de nuestro deporte. Uno de los dos lo conquistará. Quedan seis carreras. La Honda ha mejorado mucho tras el verano. Ya no sufre “chattering”. Históricamente, el triunvirato de pruebas en Asia ha sido favorable para la máquina de HRC. Pedrosa lo sabe. Y ha dado un paso adelante. Es más agresivo. Por fin ganó a Lorenzo en un duelo cara a cara. Sucedió en Brno. El próximo fin de semana toca Misano. Pero Jorge es mucho Jorge. Yamaha tiene razón: este Mundial lo conseguirá quien mejor controle la tensión. Quien domine la presión. Confían en su campeón. Pedrosa tiene un examen final. Es su gran oportunidad. Se encuentra a trece puntos. Ahora o nunca. Dos compatrioas lucharán por la victoria contra la responsabilidad.
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Vendiendo Motos
por
Tomás González-Martín
Lorenzo-Pedrosa, la victoria de la tensión
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