Es tenaz como solo Rossi lo ha sido en los últimos tiempos. Es fuerte mentalmente, al igual que el italiano. Y de una calidad suprema, como Valentino. Se llama Jorge Lorenzo y su antagonismo con VR se basa en una verdad: son similares en potencial y en carácter.
Seguro que el bambino de la Tavullia lo odió desde que llegó a Yamaha en 2008 porque vislumbró que era la horma de su zapato. La horma que le quitó el zapato de Yamaha y el título en 2010. La horma que corrió mejor que él con una máquina creada por el viejo líder de este negocio. Nadie había cometido una osadía así sobre el ídolo de masas.
El mallorquín rompió todos los esquemas de su enemigo. Ahora, en equipos diferentes, Lorenzo continúa su progresión, mejorando una moto que se quedó anticuada ante la evolución de Honda, mientras “Vale” no encuentra soluciones a la Ducati. El icono de este deporte se ve representado en el español, que ya era más veloz que él en 2009.
Hoy, Jorge sigue luchando con garra para obtener su segunda corona consecutiva. Stoner le teme por esa fuerza de voluntad. El balear suma 37 victorias en el Mundial y ya es el segundo piloto español con más éxitos de la historia del motociclismo, empatado con Aspar. Solo le queda Nieto por delante, con 90 triunfos.
“Jorge puede llegar a mis 90 himnos”, dice Ángel. Palabras que ensalzan la clase de este joven que se ha forjado su futuro con la ayuda de su padre Chicho y de Dani Amatriaín, que vio una joya de la corona. Su brega y su personalidad ganadora son un valor añadido para la gloria.
Un glorioso, Nieto, le llena de alabanzas. Porque ha sabido recuperar sus posibilidades de ser aspirante al título. Eso solamente se consigue con sabiduría.
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