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Rossi insultó y vejó a Márquez en los pasillos

Tomás González-Martín el

Sabedor de su horrible actuación antideportiva, Valentino intenta echar las culpas a Márquez como si fuera el provocador de todo. Dice que le esperó y le calentó. Hasta el español Javier Alonso, uno de los integrantes de Dirección de Carrera del Mundial, el órgano que decide las sanciones, afirma que no era normal la fogosidad de Marc en la carrera. Ahora resulta que ser fogoso es malo. Pues nada Don Javier Alonso, que todos se paseen como yo, que me caigo hasta a 40 por hora, para risas de mis amigos y enfado de mi pareja. Alonso es muy inteligente y sabe que no puede luchar contra ruedas de molino. VR46 ha sido la imagen del Mundial desde 1996. Ha sido utilizado en las salidas de las carreras de 125 y de Moto3 para dar empaque a esta cilindrada. Ezpeleta, el jefe del negocio, aplaudía a Rossi en el box de Yamaha en Cheste, en 2006, cuando perdió el campeonato ante Hayden. El gran mito recibía el apoyo del gran jefe, pues es el hombre que da glamour al motociclismo. No se puede derrocar al piloto que ha dado interés universal al Mundial desde hace veinte años. Hay que cuidarle, taparle, perdonarle. Alobnso, como Uncini, como Capirossi en otras ocasones, como el director de carrera actual, no pueden cortarle la cabeza de golpe. Están atados de pies y manos. Saben perfectamente que si esto lo hace Pol Espargaró le meten dos carreras y a Granollers a dormir el enfado. Por mucho menos, por tocar a Pedrosa por detrás en Le Mans, a Simoncelli le castigaron mucho más. Rossi tiene gula. Es el mito. No podemos hundir nuestro mito.

Ahora, en Sepang, Dirección de Carrera del Mundial solo sancionó a Rossi con tres puntos del carné de piloto por el asunto más grave de toda la actuación vergonzosa del italiano: cerrar a Márquez hacia un lado de la pista para echarle de ella. Eso, en el Reglamento del Campeonato de España (CEV), como dice Ángel Viladoms, es bandera negra, paso por el “pit lane”, posible retirada de la prueba en ese momento (según dictamine Dirección de Carrera una cosa u otra) y un castigo posterior de uno, dos o incluso tres grandes premios sin correr. Pero era Valentino y el mando del cotarro no quería acabar con el magnífico final de curso, en Valencia, con  150.000 espectadores rugiendo más fogosamente que el ruido de estas motos de 150 kilos y algunos pilotos desbocados.

Valentino sabe que ha acabado con su mito. Stoner le definió perfectamente: su ambición se come a su talento. Por eso, el italiano ha intentado dar la vuelta a todo y señalar a Márquez como máximo culpable. En los pasillos de Sepang, camino de la declaración de ambos ante Dirección de Carrera, Rossi insultó gravemente a Marc. No solo le llamó bastardo, le dijo que era un hijo de puta, que había ido a derrotarle para el Mundial, que le había provocado y que esto no lo olvidaría, que se iba a entrar en el futuro. Le vejó y le humilló. Y le molestó sobremanera que ese joven estuviera tumbado en un sofá esperando su declaración con la tranquilidad del ganador mental, el piloto español.

Pues no sé que tendrá Rossi, pero Márquez se calló y salió a hablar a la prensa casi llorando. Ahora, el italiano dice que España le silbará. Llora con victimismo nacionalista el piloto que menos nacionalismo genera, el campeón que es mitificado por españoles y nipones. Mira, Rossi, en España te quieren a ti más que a Lorenzo. Eso sucedía hasta el pasado domingo. Ahora, los seguidores de Márquez y de Pedrosa quieren que pierdas el Mundial, no que gane Lorenzo. Has hecho una tontería monumental amici. Te has cargado en una semana desastrosa, comenzada con un ataque dialéctico sin sentido contra Márquez, toda la imagen que te inventaste en veinte años.

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