Nakamoto, el jefe supremo de Honda, le “amenazó” con una sonrisa en noviembre del año pasado: “Marc debe estar en el podio de la primera carrera de 2013, en Qatar”. Lo estuvo. Lo que muchos esperábamos inmediatamente era mucho más: una victoria del ilerdense. Porque su calidad es de alto nivel. De campeón. El chaval decía en febrero, antes del comienzo del Mundial, que estaba muy verde y que aspiraría a subirse a los cajones en la segunda parte de la temporada. Era un exceso de humildad que no se creía nadie. Ni Nakamoto, ni Márquez, ni Honda, ni Alzamora. Era una mentira piadosa. El cava de qatar fue el preludio de una campaña de récord.
Consumado el primer podio, llegaron más. Y MM93 siguió diciendo que tardaría en vencer. Más mentiras piadosas. Y triunfó en el circuito de Austin, superando a Pedrosa. Y ahora, en Alemania, ha conseguido su segundo himno en la primera parte del año. Y es líder del campeonato de MotoGP. Y solo tiene 20 años. Y camina para batir más plusmarcas.
Llega a Laguna Seca como jefe del Mundial y su candidatura a la corona es muy seria. Lorenzo y Pedrosa llegan tocados. Marc rueda hacia el récord absoluto: el título en su debut en MotGP. Cuidado con este niño de sonrisa fácil. Es insaciable en la pista. Se transforma.
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