Hay una pelÃcula de la que quiero hablar desde hace algunas semanas, pero con tanto trajÃn extrabloguero se me ha enquistado. Es una pelÃcula que tal vez haya pasado por muchas de las manos de los que van y vienen por aquÃ, pues estaba en uno de los paquetes regalo del ABC. Se titula ‘Cautivo del deseo’ y es pura arqueologÃa cinematográfica. La dirige John Cromwell y narra una historia tan extremadamente romántica, que, vista hoy, tiene el efecto de un ansiolÃtico, pero mezclado con alcohol. Leslie Howard se enamora terca y tontamente (como suele) de una impresionante e impúdica Bette Davis, más obscena que guapa pero más guapa que nunca… Cromwell arrebata la imagen, narra de modo febril, mezcla sueño, ensueño y porquerÃa con un talento increÃble. La receta es como sigue: se coge ‘Cautivo del deseo’, se mezcla con cualquier dÃa de la semana, un martes, por poner uno, y desaparece por completo la ‘sensación de martes’ y aparece otra sensación muy distinta en indescriptible, pero sobre todo, perdida.