Parece evidente, y no sólo por la fotografía, que la película de François Ozon, “Joven y bonita”, es la más interesante de los estrenos de este fin de semana, y detrás de la fachada de Marine Vatch, la chica protagonista de la película y de esta entrada en el blog, hay una gran actriz capaz de expresar toda la ingenuidad y todo el poder que caben en las dos palabras del título (ya sé que hay tres, pero el “y” no cuenta para el caso). Una película compleja sobre las complejidades del fin de la adolescencia, ese lugar que todos conocemos muy bien por los libros de historia. Hago un enlace con mi comentario en ABC sobre “Joven y bonita”.
Ya no parece tan evidente, aunque lo es, que la otra película reseñable de las estrenadas es “Oh boy”, el día sin café de un joven berlinés desnortado, que nos muestra en un brillante blanco y negro esa realidad sonámbula de una juventud europea con la brújula hecha trizas. Su director, primerizo, Jan Ole Gerster, provoca sutiles oleadas de nouvelle vague en esta historia que podría ser un drama, podría ser una comedia, y que es una autopsia del tiempo muerto pero con cercanía y encanto. Un poquito más de lectura al respecto.
El estreno de “Emperador”, donde se cuentan dos historias entrelazadas con cierto despiste, tiene también su interés, aunque sólo sea por ver ese delicado encontronazo entre MacArthur e Hirohito, y a Tommy Lee Jones con la pipa popeye del general. Hay algo en la escena entre ambos personajes históricos que recuerda, de lejos y al revés, a la que mantienen en el yate el lobo de Wall Street y el policía honrado que lo persigue.
A mí me gustó mucho la inventiva y la épica de “300”, pero creo que no voy a caer en el cepo de su secuela. O sea, que se cuela pero poquito.
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