A pesar de que este fin de semana ha habido muchos estrenos, y algunos de ellos interesantes, como
Y la española La ignorancia de la sangre
Lo cierto es que aún lo que más colea es la estela de Interestellar, esa película de Christopher Nolan, con la que no hay dos personas de acuerdo. Lo más divertido que se ha escrito sobre esta película, su director y sus espectadores es lo de Juan Manuel de Prada, que entra a por todos con la motosierra. A la película la califica de pelmaza, fastidiosa, cargante, chapucera…, una “gran gayola geek”, en afortunada imagen de la impotencia. A Christopher Nolan, lógicamente lo pone a caldo, y lo mejor de todo, a aquellos que han ido a ver la película y opinan otra cosa distinta a la de él, los llama palurdos, bobos, gafapastas con almorranas… Es un artículo realmente divertido y que supongo que sólo ofenderá a los que les gusta ofenderse, porque ya es sabido que Juan Manuel de Prada escribe con una contundencia, una vehemencia y un cuchillo entre los dientes contra todo lugar en el que no encuentre a Dios o, como mínimo, un signo de la decencia y grandeza rusas.
A mí, que me ha gustado la película de Nolan (aunque reconozco que hay un tramo en su parte final en el que prefiero pensar en mis cosas), y que probablemente soy algo palurdo y cualquier teoría sobre el tiempo y el espacio más allá (y me repito) del café en la terraza de un bar me parece paletamente el no va más, estoy convencido de que hay cosa cierta en la esencia de lo que dice Prada sobre la película, pues tengo varios amigos con inmejorable criterio que opinan más o menos lo mismo, aunque por otras razones o de otro modo.
Interestellar no es, pues, una película más, pues anima a tener opiniones de ella tan potentes como contradictorias; por lo general, las películas pasan silenciosamente por la cartelera o por nuestras vidas, y son pocas las que animan a insultarse entre los que las ven y no están de acuerdo.
Otros temas
