El actor más rocoso de Hollywood y la actriz con más gancho de la historia nacieron ahora hace cien años. John Wayne y Katharine Hepburn son dos de los ‘poster’ del siglo XX, figuras mayúsculas de los anhelos del hombre y de la mujer de su tiempo, pero también del hombre y de la mujer de todos los tiempos. Sólo trabajaron juntos en una pelÃcula, ‘El rifle y la Biblia’, y apenas si se les vislumbran territorios en común: compartieron entre poco y nada, pero ambos mantuvieron una relación muy especial con un tipo tuerto y cascarrabias que hacÃa pelÃculas del Oeste para uno y, sin que sirva de precedente, histórica para la otra. John Ford era el vértice entre ambos colosos. El único punto compartido. El resto de posibilidades entre ambos pertenece exclusivamente al terreno de lo ficticio, pero ha dado de sà al menos para que este fin de semana el Cultural le dedicara un generoso espacio al asunto. El Duque y la Pelirroja hubieran podido reunirse en alguna otra pelÃcula, pocas, pero sirvan como ejemplos imposibles ‘El hombre tranquilo’ o ‘La Reina de Ãfrica’. Coloco en esta estanterÃa el artÃculo que el sábado publiqué en el Cultural a propósito de todo este juego. A mà me hubiera gustado titularlo: La insurrecta y el Duque; pero se convino este otro tÃtulo La Dama Moderna y el Caballero de Siempre: