El Festival de Cannes es al cinéfilo más o menos lo que las Olimpiadas al deportista. O lo que un tsunami al surfero. O lo que la discografía completa de Sabina a un joven poeta cantor. O lo que un concurso de mises de verano a un seguidor de Onán.
Esta edición, la 61 o sexagésimoprimera, también podría definirse como como un polvorón el 15 de julio, de puro compacta. ¿Y el agua para desatascar?… En Cannes hay que desatascarse con champán, que allí no está mal visto.
Y ahora sería el momento en el que tendría que desliar el programa del Festival, que empieza casi ya. Pero en vez de eso, os enlazo a lo publicado hoy al respecto:
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