Camino de Cordura

No es un western arrebatador (puede que ni siquiera sea un western), pero ‘Llegaron a Cordura’ tiene un modo fabuloso de ver la vida, o mejor aún: de que la veas. Dentro de su absoluta ingenuidad de planteamiento: el valor y la cobardía son uñas del mismo dedo y crecen a su tiempo y se cortan con las mismas tijeras…, la película baraja una serie de personajes y situaciones (toscos y toscas, que suena a vascos y vascas, pero no) que te obligan a algo parecido al ‘juicio puro’, o al ‘pensar cándido, inocente’ empujado por la mirada del personaje que interpreta Gary Cooper, como siempre la encarnación de la limpieza aún en este caso que lo hacen pasar momentáneamente por un cobarde.

Cordura es un lugar, un pueblo, pero siempre pensé que servía también para definir el estado mental de los protagonistas, que extrañamente la pierden por completo a lo largo de ese viaje infernal por las entretierras de la frontera de México y Estados Unidos. La época a la que alude es apasionante, aunque Robert Rossen no sólo la alude sino que también la elude: se concentra en lo particular, en lo pequeño, en el ser humano. Gary Cooper es, naturalmente, el director de orquesta, pero qué bien están y que complejidad emanan todos (salvo Tab Hunter, claro)y especialmente Rita Hayworth, Van Heflin y Richard Conte…

Camino de Cordura, qué gran viaje se mire como se mire.