Antonio Banderas es una estrella de seis puntas, y ha organizado un buen jaleo con su presencia aquí en el festival. Además, ha tenido la deferencia, como siempre, de tratar a la prensa española como si fuera importante, y ha querido tener un aparte con ella. Eso se suele valorar en lo que vale, y más por aquí donde el kilo de periodista español viene a valer unos céntimos de euro.
Las pelis del día han sido lo suficientemente olvidables como para posar sobre ellas un velo de indiferencia: ni Paul Schrader ha sacado del sopor la jornada de cine oficial. Hubo quien le encontró la gracia a la película británica, “Irina Palm”, en la que Marianne Faithfull, que hace el papel de abuelita, es la mejor mano derecha de todo Londres en su papel de gran masturbadora en un prostíbulo de quinta. El caso es que, así contado, podría parecer que tal y que cual; pero es tan mala actriz, la pobre, que aquello, de por sí absurdo, no entra ni a empujones.
Y asi seguimos, entre que si aprieta el frio o aprieta la bufanda.
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