Al gran Solá

Miguel Ángel Solá tal vez no sea el mejor actor del mundo, pero es, sin duda, tan bueno como el mejor. No creo que temblara más de lo que le señalara el guión en una escena ante De Niro ni que emocionara menos en una compartida con Gassman. Solá es granítico, duro, un actor que destila enigma, provoca inseguridad, puro ‘thriller’…, y Solá es dúctil, cálido, se sabe untar en las escenas con dulzor meloso… Del Mario acuoso de ‘Sé quién eres’ al patagónico y borgiano Suárez de ‘La puta y la ballena’; es Fausto y el infausto inspector de ‘Plenilunio…, el malévolo Zaldívar de ‘El alquimista impaciente’ y el maleable cineasta argentino de ‘Tiovivo’.

Ver a Miguel Ángel Solá en el escenario de ‘El diario de Adán y Eva’ es percatarse de la piel de su oficio y de la nobleza de su entrega.

Una mala onda lo ha retirado momentáneamente de ese escenario. Lo esperamos como agua de mayo. Y soplamos desde este blog todos los vientos favorables para hacer rápida su travesía hasta nuestro cine, que lo necesita con la misma esperanza de mayo que nosotros.

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