No se si inclasificable o desclasificable, pero el caso es que “La balada triste de trompeta” es una pelicula que hace historia como quien hace morcillas, y que barre lo tragico con lo comico y friega lo comico con lo tragico. Pelicula que va por lugares que no todo el mundo esta dispuesto a transitar; pelicula loca, pero de algun modo imperceptible se pone tan seria que te hiela la risa. Demasiado espannola para ser paladeada por el personal de aqui, y demasiado extrema, desorbitada, retadora para ojos que no sepan ver ensangrentados. Menuda pelicula se ha marcado el amigo Alex… En la Academia no se lo van a creer…
Pero el Festival no se conformaba solo con la balada de Alex de la Iglesia y proyecto tambien un cortometraje de Mario Martone, titulado “Noi credevamo”, historia italiana a raudales durante casi cuatro horas, logicamente destinada a ser cuatro o cinco capitulos televisivos que alla cada cual. Pero no sale Raphael, como en la de Alex, y si no sale Raphael cantando, una pelicula sobre el pliegue planchado de la memoria ya no es lo mismo.
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