Con una pequeña modificación en el título, Tim Burton se podía haber ahorrado las comparaciones, pero el caso es que su película, al hilo de la de Shaffner, nos ofrece una ocasión perfecta para reflexionar sobre el mundo que vivimos y las cosas que nos pasan.
No nos persiguen los monos, sino un ejército de mediocridades que nos han acorralado. Eso sí, se comen el plátano y tiran la piel al suelo. Amigos, hay que aprender a escurrirse; incluso hay que aprender a caer con estilo y sin daño excesivo.
Apremia un top-ten de simios nimios. No vale ni DSK ni el del anís del mono.
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