Acabo de ver una peli española nueva. Bueno, no sé si es del todo española o coproducción con Italia, porque su director se llama Marco…, Ferreri o Ferrari, creo. Se titula ‘El cochecito’ y está hecha en un blanco y negro tan necesario que no se podría imaginar en color. Parece ser que detrás de la historia que cuenta, tan increíble que podría encuadrarse en la ciencia-ficción, hay un guionista que tiene en el filo de su pluma la punta de una guindilla… Con lo que hacen y dicen en sus pelis tú ves a la vez la gracia y maldita la gracia. Se llama Rafael Azcona. El protagonista es increíble, es un vejete con voz enterrada de arena y una cara de mango de paraguas; se llama José Isbert, y se quiere hacer pasar por inminente inválido para conseguir su ‘cochecito’, como los de su banda…. La película, que está recién hecha, es fresca, divertida y profunda, aunque uno no sabe muy bien por qué: parece como si te dijera muchas más cosas de las que te dice. ¡Bah. Serán cosas del cine español!
Para que luego critiquemos la actualidad y la calidad de nuestro cine. Lo que pasa es que parece que, para meternos con él, sólo vemos las malas. Ahí tenéis, ahí tenéis: ‘El cochecito’