Marisa Paredes no es Rita Hayworth, aunque le hayan dado el aire para el cartel oficial de esta edición del Festival de San Sebastián. O le hayan dado el aire de “La dama de Shangai”. Iñárritu tampoco es Orson Welles, pero hay que reconocerle un talento extraordinario, y la película que abría ayer la sección Zabaltegui, “Babel”, que ganó un premio en el último festival de Cannes, es la obra de alguien con tanta cabeza al menos como Welles (menos peso general, pero semejante cabezón)… La sección oficial la abrió “Ghosts”, algo infinitamente más sencillo, hecho por un británico, Nick Broomfield, y que trata de un modo discutiblemente “suave” el asunto de la inmigración. “Suave” porque, aunque la protagonista las pasa canutas, recorre medio mundo (desde China), los prestamistas y las mafias le sacan la hijuela y todo el mundo se aprovecha de ella, pues ni la violan ni le hacen prostituirse ni le dan grandes palizas ni la policía o los servicios sociales ingleses la machacan con otra cosa que no sea impuestos y ‘curros’ deleznables… Una visión excesivamente “normal” para lo que hay que criticar y denunciar en este mundo que nos cobija. El caso es que es una historia real, que ocurrió hace un par de años y que protagoniza la misma mujer que la vivió… Pero, las historias reales, ya se sabe, no hay quien se las crea.
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