Con el pretexto de haberse prendado de Johnny Guitar, o más certeramente, de Viena, Silvia Munt ha hecho ‘Pretextos’, una película involuntariamente teatral que parece buscar caminos transitables en la relación de pareja… Pero la pareja que presenta, ella misma y Ramón Madaula (dobles parejas), son por completo impermeables al tránsito: bordes, antipáticos, sin pegada ni atractivo.
Otros personajes que se quedan fuera, tal vez lo hubieran tenido: el hijo (loco), la amante (loca), el cuñao (echado a perder)… Esas historias de pareja que rumia las ha de contar Bergman; con todos los respetos, Silvia Munt no coloca ni una idea útil en su argumentario. Es la guionista, la directora, la protagonista. No sé.
Triunfó en el reciente festival de Málaga. Y casi es eso lo mejor que se puede decir de ella.
¿De quién?
De Silvia Munt. Hace ya algún tiempo que Silvia Munt enrareció. O sea, su cara enrareció. Y aprovecho para situarme en contra de todos esos ‘arreglos’ faciales que les arrebatan la belleza a las caras y dejan allí donde la había unas irreconocibles protuberancias.
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