
La ironÃa, el cinismo, es algo que se le va tejiendo a uno dentro a medida que pasa el tiempo, y que la vida te chafa las yemas de los dedos. El cÃnico no nace, se hace. Por eso, creo, que está bien visto el personaje de Bond que interpreta Craig, anterior, y menos cÃnico, que el que tenÃamos visto. En algún momento, el chulo e indestructible Bond tuvo que tener otro traje, y creo que estas dos últimas (en realidad, primeras) pelÃculas de Bond, nos lo presentan asÃ. Lo que sà le achacarÃa yo a esta última entrega de Bond es que no esté bien tramada: se le olvidan los hilos y los deja casi todos sueltos… Te crea una expectativa a propósito de una ‘secta’ o algo asà (‘estamos en todos sitios’, dice uno al principio) y luego se le olvida ese asunto y se enfrasca en otro… Los ‘mcguffin’ se le ven demasiado, y la cámara también (demasiados planos). El malo, por asà decir, el tal Amalric, es un matao impresionante. Por lo demás, el Bond que hace Craig me parece bueno, incluso necesario para que algún dÃa llegue a ser como el Bond de Connery o de Moore.
La Academia del Cine en Cataluña dará los premios GaudÃ.
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