El tÃtulo no va con segundas, ni hablo de la cosa laboral ni del ere, ni eso… Hablo de cuando hace unas semanas se trajo aquà ‘Crepúsculo’, y salieron algunas voces anunciando otra pelÃcula, ‘Déjame entrar’, que trataba también el asunto de la transfusión de imagen de aquel vampiro del siglo pasado a éste de ahora, el vampiro del siglo XXI, el vampiro sostenible… Quiero decir que ya he visto esa pelÃcula, ‘Déjame entrar’, del sueco Tomas Alfredson, y, en efecto, es más que buena. Francamente, no tiene en esencia mucho que ver con ‘Crepúsculo’ salvo que su protagonista tiene esa peculiaridad (se alimenta de sangre, y tal y tal) y es muy joven (12 años) y se nos mostrará a nosotros en el centro de una aventura amorosa más allá del ‘after hour’. FrÃa, hermosa, oscura…, ‘Déjame entrar’ es una pelÃcula radicalmente distinta a ‘Crepúsculo’ y, además, presenta lo vampÃrico de un modo opuesto. AllÃ, lo realmente innovador era el vampiro como especie, como ser social, familiar, ordenado en sus apetitos y ¡vegetariano!… AquÃ, ella (es una vampira) es la soledad, la enfermedad, la superviviencia, la fragilidad…. En fin, otra historia. En lo romántico, ‘Déjame entrar’ (precioso tÃtulo que se entiende mientras se ve la pelÃcula), es una auténtica joya: historia de amor primeriza con un joven tan desubicado como el propio ‘animal’. Se estrena en un par de semanas.