Voy a escribir un rato en el agua, y entiéndase el doble significado de la frase (y del titulillo del post). He conseguido recuperarme del lío que me hizo El legado de Bourne, película en zla que me he pasado la primera hora crucando datos, lugares, horas y fulanos… Me temo que hay que tener incorporado en la cabeza el sistema Excel para seguir la trama correctamente. Luego, es cierto, te dejas ir y te percatas de que la cosa daba igual: rápido, fuerte, alto…, todo más, sí, aunque no tanto como en la marca original. Creo que José Manuel Cuéllar hace una crítica atinada hoy en el ABC, y no la enlazo aquí porque no la encuentro. Sí encuentro, en cambio, la firmada por mí mismo sobre “Harakiri: Muerte de un samurái”, la película de Takhasi Miike que es una maravilla.
Y será el calor, pero no veo nada más de interés para enlazar, aunque sí se puede recomendar, con la boca pequeña, la comedia francesa “Quiero ser italiano”, y a viva voz la de “Café de Flore”.
Pero, nada, seguir a lo vuestro.
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