Pablo M. Díez el 13 jun, 2019 Cuando el Reino Unido devolvió Hong Kong a China en 1997, todo el mundo pensaba que esta espectacular ciudad con 1.200 rascacielos, una de las capitales financieras del capitalismo global, ayudaría al régimen del Partido Comunista a democratizarse. Más de dos décadas después, y cuando todavía quedan 28 años para el fin del modelo “un país, dos sistemas”, está ocurriendo justo lo contrario. La Policía dispersó las protestas ante el Parlamento de Hong Kong con gases lacrimógenos, pelotas de goma y espray de pimienta. Bajo dicha fórmula, los hongkoneses tienen todavía más libertades que el resto de los chinos, sobre todo de expresión y para votar con determinadas limitaciones a sus diputados. Pero saben que las están perdiendo por el creciente control de Pekín y les aterra la idea, por remota que sea, de ser juzgados en China, como establecerá la ley de extradición contra la que ayer se manifestaron decenas de miles de personas, sobre todo jóvenes. En 2007, cuando cubrí el décimo aniversario de la devolución a China, los hongkoneses estaban satisfechos con su “libertad sin democracia” porque la economía iba bien. Una década después, y tras el fracaso de la “Revuelta de los Paraguas” que reclamaba democracia plena en 2014, había surgido hasta el independentismo, sobre todo entre los jóvenes, como reacción al autoritarismo chino. Cinco años después, ha estallado la segunda “Revuelta de los Paraguas”. Política Tags chinacomunistademocraciaextradiciónHong Kongleylibertadmovementparaguaspartidoprotestasrevueltaumbrella Comentarios Pablo M. Díez el 13 jun, 2019
Entrevista íntegra a la Nobel de la Paz María Ressa: “Las elecciones de Filipinas son un ejemplo de la desinformación en las redes sociales”