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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Un árbol de Navidad contra Kim Jong-il

Pablo M. Díez el

Contra las amenazas nucleares y los ataques sobre población civil de Corea del Norte, nada mejor que un árbol de Navidad. Esa ha sido la última ocurrencia del Gobierno de Corea del Sur, que, por si acaso no basta con el abeto iluminado, también lleva estos días unas masivas maniobras para lucir músculo militar.

Dentro de la escalada prebélica que sufre la Península Coreana tras el bombardeo el 23 de noviembre de la isla de Yeonpyeong, en el que murieron cuatro personas (dos soldados y dos civiles) y quedaron destruidas una veintena de casas, el Ejecutivo de Seúl ha vuelto a permitir la colocación de un gigantesco árbol navideño justo frente a la frontera con el Norte.

Un coro cristiano surcoreano saludó el encendido del abeto navideño contra Kim Jong-il. REUTERS

A sólo tres kilómetros del régimen estalinista y ateo dirigido con puño de hierro por Kim Jong-il, brillan las 100.000 bombillas de este abeto sobre la cima del observatorio Aegibong, controlado por los militares surcoreanos. Como el árbol tiene 30 metros de alto, sus luces se ven perfectamente desde la vecina Corea del Norte, donde sus habitantes sufren una escasez crónica de alimentos y electricidad.

Por ese motivo, al régimen de Pyongyang no le hará ni pizca de gracia este alarde navideño, que se convierte en un elemento más de la propaganda que las dos Coreas utilizan dentro de su particular guerra psicológica. Durante décadas, en la frontera entre ambos países resonaban atronadores mensajes propagandísticos en los altavoces colocados a uno y otro lado. Repitiendo las grabaciones hasta 20 horas al día, dichas proclamas ensalzaban el modo de vida de cada bando y denostaban al enemigo.

De ahí se pasó al encendido de un árbol navideño para fastidiar al régimen norcoreano. Sin embargo, hacía ya siete años que el Gobierno surcoreano no permitía la colocación del polémico abeto. Durante todo este tiempo, el Sur ha intentado mejorar sus relaciones con el Norte, especialmente con la política de apaciguamiento (sunshine policy) del anterior Ejecutivo, pero la escalada de la tensión ha devuelto el abeto navideño a la frontera. En estas fechas, en Corea no es tiempo de paz, sino de guerra al menos propagandística.

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