El retrato del padre de la patria, el revolucionario líder comunista Mao Zedong, aún cuelga de la Puerta de la Paz Celestial, el mismo lugar de la plaza de Tiananmen donde fundó la República Popular China el 1 de octubre de 1949. Pero, al cabo de tres décadas de extraordinario crecimiento gracias a las reformas de corte capitalista emprendidas tras su muerte por su sucesor, Deng Xiaoping, la China que hoy ve Mao desde su retrato es muy distinta a la humilde nación de campesinos que dejó en 1976. Aunque hay algo que todavía no ha cambiado, como es el poder político y militar que sigue ostentando el Partido Comunista, Mao aparece hoy más colgado que nunca en el pórtico que da acceso a la Ciudad Prohibida de Pekín. ¿Hasta cuándo seguirá ahí? Sólo la Historia lo dirá. Pero no hay que olvidar que la Historia cambia muy rápido en esta nueva China, que se ha entregado al capitalismo salvaje con la misma ferocidad con que antes abrazó el comunismo.