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Blogs Tras un biombo chino por Pablo M. Díez

Comiendo con la Cruz Roja y durmiendo entre libros

Pablo M. Díez el

Evacuada tras el bombardeo de Corea del Norte, Yeonpyeong es una isla fantasma donde solo quedan una treintena de sus 1.300 vecinos. Aunque cientos de casas han quedado vacías, no hay muchos sitios donde alojarse.

Los periodistas que hemos venido a la isla para cubrir la crisis coreana estamos haciendo fonda en la escuela local. El motivo es bien sencillo: aquí hay internet para poder transmitir nuestras noticias. Con 19 ordenadores, el aula de informática se ha convertido en un improvisado centro de prensa desde el cual podemos contar lo que está pasando.

Gracias a la Cruz Roja, hemos podido comer caliente estos días

Como las tiendas y restaurantes están cerrados y hace días que se acabaron los víveres que trajimos, la Cruz Roja se ha encargado de alimentar a los más de 200 periodistas, funcionarios estatales y soldados que han pasado por aquí estos días. Hasta hoy, que se han marchado los voluntarios, nos han llenado el estómago con un rancho compuesto por arroz hervido con kimchi (la picante verdura local) y sopas de atún o cangrejo, una de las delicias de esta isla situada a solo diez kilómetros de Corea del Norte. Otros días repartían raciones de campaña del Ejército y los socorridos botes de noodles (tallarines) instantáneos. Al estar ya precocinados, solo hay que verter un poco de agua caliente durante tres minutos y ya están listos. No es que estén, precisamente, para chuparse los palillos, pero al menos llenan el buche y calientan el cuerpo, lo que se agradece teniendo en cuenta las precariedades que nos rodean.

Para dormir, utilizamos unas mantas desplegadas en el suelo de la biblioteca. Tras días intensos que nos dejan extenuados, allí caemos rendidos entre estantes de libros infantiles. Evidentemente, el piso de madera no es tan cómodo como un buen colchón, pero al menos la biblioteca está calentita y así nos libramos del frío que hace en la isla.

Mi “cama” es la segunda por la izquierda

Y, por supuesto, no hay duchas, así que llevo desde el viernes sin lavarme ni afeitarme y con la misma ropa. Hoy ya me he dado cuenta de que necesito un buen baño. No traje equipaje porque, en principio, venía para un solo día, pero las alarmas y amenazas de un nuevo ataque me han obligado a quedarme en la isla hasta mañana, cuando concluyen las maniobras militares de Estados Unidos y Corea del Sur. Eso, claro, si no ocurre ningún nuevo incidente

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